EL ORIGEN DEL AMOR Y DEL ODIO A NIVEL DEL SUJETO
Teoría objetal del amor del desarrollo temprano.
En la esfera del sujeto, el amor tendría su origen en el ámbito del narcisismo primario, el cual es un movimiento pulsional que emerge desde el nacimiento, o incluso antes, y que engloba tanto al sujeto como a su ambiente. Para estas etapas tempranas, el objeto se puede definir como aquello por lo quey en tomo a lo que un sujeto
organiza su psiquismo ontogenéticamente.
A lo largo de la organización del
psiquismo y de la vida del sujeto, las
…catexias y contracatexias narcisistas y objetalcs originan diferentes equilibrios económicos, que caracterizan en cada momento la estructura psíquica del individuo. El juego de las catexias y las contracatexias induce, a nivel de los comportamientos y las vivencias conscientes, unos modos de ordenación
llamados «formaciones reactivas», y un ejemplo perfectamente ilustrativo es el de la desgana que sustituye al apetito y al deseo … (Kestemberg, 1976:263).

Desde una perspectiva ontogenética, el psiquismo se caracteriza por un estado de dependencia vital del recién nacido respecto a su ambiente, y por la confusión del lactante entre lo que le viene de afuera y lo que proviene del interior. Por lo tanto, es a nivel de su
cuerpo donde se organizan las actividades de sus instintos en sus
modalidades psíquicas. Aunque el ambiente exista antes que el individuo, para que este llegue a reconocerlo, debe antes percibirlo.
Igual pasará con la madre, esta no existirá hasta el momento en que
pueda percibirla fuera de sí mismo. En el instante en el que puede emerger del mundo cerrado de los estímulos endógenos, podrá reconocerse también a sí mismo como diferente en relación con lo que le rodea. Las imagos serán, entonces, las primeras representaciones de gratificación y de frustración. Y será aquí, durante cierto tiempo, donde niños y niñas organizarán sus fantasías inconscientes. Solo tardíamente, según lo dice Kesternberg (1976:266), en el
transcurso de los primeros meses de la vida, es que se organizarán las relaciones objetales, surgiendo como entidades separadas el ambiente, por un lado; y el sujeto, por el otro. Este proceso solo es
posible si el menor en crecimiento recibe por parte de su madre, una mezcla de tutela y de paulatino adiestramiento en el abandono, y que finalmente producirá un sólido aguerrimiento frente a la soledad.
Este amor primigenio es fundamentalmente el deseo y la esperanza de ser amado, y cuando ha sido satisfecho durante esta primera
etapa del desarrollo psicosexual, permite la construcción de la mismidad y activa la llamada «zona de tres» (o dimensión edipal).
Para Jeammet (1989: 122), amar es desear poseer el objeto y como nunca se puede conseguir de forma total, a lo largo del desarrollo se llega a descubrir como solución la de intentar ser el objeto amado, para así poder llevarlo dentro de sí mismo, aunque sin perder la propia identidad.
La capacidad normal de enamorarse, y de permanecer enamorado, requiere, por consiguiente, de que se hayan cumplido dos etapas principales del desarrollo: una primera etapa, en la cual la capacidad temprana de estimulación de las zonas erógenas (sobre todo orales y cutáneas), se integre con la ulterior capacidad de establecer relaciones objetales totales; y una segunda etapa, en la que el goce
genital pleno incorpora el anterior erotismo de la superficie corporal
en el contexto de una relación objetal total, incluyendo una identificación sexual complementaria (Kernberg, 1988: 153).

LO EXTRAÑO: Lo extraño es aquello que no es la madre y por eso aparece el miedo. Este será raíz para ulteriores agresividades, pues aquello a lo que se teme es identificado con lo malo y si se es fuerte, deberá ser combatido y destruido. El odio y la violencia aparecen como remedios contra el miedo. Aunque el miedo a lo extraño puede ser superado a través de la fascinación que simultáneamente suscita, pues en este se encuentra la oportunidad para obtener aquello que lo propio no puede dar.
En la representación del extraño se proyectan todos los monstruos propios, produciendo como ganancia el sentir lo propio como completamente bueno.

¹- Referente a la Danza de la fortuna, emitido por canal 7 durante las décadas del 80 y 90. A cargo del conductor Riverito.