(…) «¿Qué es ser anarquista? La libertad, la libertad para uno y para los otros, para la humanidad entera. Querer estar libre de la influencia o de la presión de las ficciones sociales, querer ser libre tal como se nació y apareció en el mundo, que es como en justicia debe ser, y querer esa libertad para uno y para todos los demás. No todos pueden ser iguales frente a la Naturaleza: unos nacen altos, otros bajos; unos fuertes, otros débiles; unos más inteligentes, otros menos… Pero todos pueden ser iguales de ahí en adelante; sólo las ficciones sociales lo impiden. Esas ficciones sociales son las que era necesario destruir. «Era necesario destruirlas… Pero no se me escapó una cosa: era necesario destruirlas pero en beneficio de la libertad, y teniendo siempre en vista la creación de una sociedad libre. Porque eso de destruir las ficciones sociales tanto puede ser para crear libertad, o preparar el camino de la libertad, como para establecer otras ficciones sociales diferentes, igualmente malas porque son igualmente ficciones. Aquí es donde se necesitaba cuidado. Era necesario acertar con un proceso de acción, cualquiera que fuese su violencia o su no violencia (porque contra las injusticias sociales todo era legítimo), por el cual se contribuyese a destruir las ficciones sociales sin, al mismo tiempo, perjudicar la creación de la libertad futura; creando allí mismo, en el caso de que fuese posible, algo de la libertad futura.»Es claro que esta libertad, que se debe tener cuidado de no perjudicar, es la libertad futura y, en el presente, la libertad de los oprimidos por las ficciones sociales. Claro está que no tenemos que fijarnos en no perjudicar la «libertad» de los poderosos, de los bien situados, de todos quienes representan las ficciones sociales y tienen las ventajas en ellas. Ésa no es libertad; es la libertad de tiranizar, que es lo contrario de la libertad. Ésa, por el contrario, es la que más debíamos pensar en perjudicar y en combatir.
¿Para quién quiere el anarquista la libertad? Para la humanidad entera. ¿Cuál es la manera de conseguir la libertad para la humanidad entera? Destruir por completo todas las ficciones sociales. ¿Cómo se podrían destruir por completo todas las ficciones sociales?
—Esa revolución sería preferiblemente
mundial, simultánea en todos los puntos, o los
puntos importantes del mundo; o no siendo así,
partiendo rápidamente de unos a otros, pero, a
pesar de todo, en cada punto, esto es, en cada
nación, fulminante y completa.Por mí solo, no podría hacerla a ella, a la revolución mundial, ni siquiera podría hacer la revolución completa en la parte relacionada con
el país en donde estaba. Lo que podía era trabajar, en la entera medida de mi esfuerzo, para
preparar esa revolución. Ya le expliqué cómo:
combatiendo, por todos los medios accesibles,
las ficciones sociales; no perjudicando nunca al
hacer ese combate o la propaganda de la sociedad libre, ni la libertad futura ni la libertad presente de los oprimidos; creando ya, de ser posible, algo de la futura libertad.
(…) «Esta idea de deber, esto de la solidaridad
humana, sólo podía considerarse natural si trajera consigo una compensación egoísta, porque
entonces, aunque en principio contrariase el
egoísmo natural, si diera a ese egoísmo una
compensación, siempre, a fin de cuentas, no lo
contrariaría. Sacrificar un placer, simplemente
sacrificarlo, no es natural; sacrificar un placer a
otro es lo que ya está dentro de la Naturaleza:
entre dos cosas naturales de las que no se pueden tener ambas, escoger una es lo que está
bien. ¿Pero qué compensación egoísta o natural
podía darme la dedicación a la causa de la sociedad libre y de la futura sociedad humana?
Sólo la conciencia del deber cumplido, del esfuerzo para un buen fin; y ninguna de estas
cosas es una compensación egoísta, ninguna de
estas cosas es un placer en sí, sino un placer, si
lo es, nacido de una ficción, como puede ser el
placer de ser inmensamente rico, o el placer de
haber nacido en una buena posición social. Un proceso, o procesos, mediante cualquiera de los cuales se contribuyese a destruir las ficciones sociales sin perjudicar, al mismo tiempo, la creación de la libertad futura;
sin perjudicar, por consiguiente, en lo más mínimo, la poca libertad de los actuales oprimidos
por las ficciones sociales; un proceso que, en lo
posible, crease ya algo de libertad futura…» (…)

Reblogueó esto en Ned Hamson's Second Line View of the News.
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