El pharmakos

El pharmakos (en griego, φαρμακός)
Es un rito de purificación que se empleaba mucho en la Antigua Grecia. Para combatir una calamidad, una persona era escogida y arrastrada fuera de la ciudad, y a veces se la mataba. Esta víctima sacrificial, inocente en sí misma, era considerada un chivo expiatorio, cargada con todos los males de la ciudad. Su expulsión debía permitir purgar la ciudad del mal que la aquejaba, de donde la ambigüedad del término, que podía significar tanto «remedio» como «veneno».

El pharmakos ha sido objeto de estudio por parte de varios filósofos modernos. Jacques Derrida ha analizado en La pharmacie de Platon los significados opuestos del término. René Girard lo ha empleado como uno de los fundamentos de su teoría del chivo expiatorio en La violence et le sacré.

Pharmakós, en la religión griega, es un chivo expiatorio humano utilizado en ciertos rituales de Estado. En Atenas, por ejemplo, un hombre y una mujer considerados feos eran seleccionados cada año como chivos expiatorios. En el festival de la Thargelia en mayo o junio, eran festejados, conducidos por la ciudad, golpeados con ramas verdes y expulsados o asesinados con piedras. La práctica en Colofón, en la costa de Asia Menor (la parte de la Turquía moderna que se encuentra en Asia) fue descrita por el poeta Hipponax (fragmentos 5-11). Un hombre especialmente feo fue honrado por la comunidad con una fiesta de higos, sopa de cebada y queso. Luego fue azotado con ramas de higos, teniendo cuidado de ser golpeado siete veces en su falo, antes de ser expulsado de la ciudad. (Fuentes medievales dicen que la farmacopea colofónica fue quemada y sus cenizas esparcidas en el mar). La costumbre era librar al lugar anualmente de la mala suerte.

La práctica ateniense del ostracismo en el siglo V ha sido descrita como una forma racionalizada y democrática de la costumbre. La práctica bíblica de conducir el chivo expiatorio de la comunidad, descrita en Levítico 16, dio nombre a esta costumbre tan extendida, que el intelectual francés René Girard dijo que explicaba la base de todas las sociedades humanas».

— τραγωδία, -ας (ή). s. Canto del macho cabrío; canto religioso con que se acompañaba el sacrificio de un macho cabrío en las fiestas de Baco; canto o drama heroico; tragedia.

Otras etimologías complementarias

τράγος, -ου (ό). s. Macho cabrío; chivo. || Olor a macho cabrío. || Pubertad. || Lubricidad.||

τραγωδέω-ώ. v. (fut. τραγωδήσω). Cantar durante la inmolación de un macho cabrío en la fiesta de Baco. || Figurar en un coro de tragedia; desempeñar un papel. || Poner en escena una tragedia. || Obrar, vestirse, o hablar a la manera de los trágicos.

φάρμακον, -ου (το). s. Medicamento; droga. || Veneno. || Encanto, hechizo. || Remedio. || Color, tinte.

φαρμακοποσία, -ας (ή). s. Acción de tomar un medicamento; de beber un veneno.
Diccionario Griego Español. Dirigido por Florencio Sebastián Yarza, 1964. (p. 746-747 y p. 787

Los inicios del sacrificio de seres humanos data de tiempos inmemoriales, prácticamente desde que el ser humano empezó a cultivar la creencia en seres sobrenaturales, a los que debía sacrificar para adquirir, conservar, o redimir un bien que solo la divinidad está en capacidad de satisfacer. (Cfr. Caillois. El hombre y lo sagrado.

Este culto del sacrificio humano, comenzó durante una etapa determinada, y su declive sólo respecta en derredor al paso a otro tipo de sacrificios; por supuesto circunscribiendo este fenómeno a las ciudades-estado griegas y considerando que estamos hablando por ahora de sacrificios solamente en el contexto helénico.

Cabe señalar que hay varios tipos de sacrificios, pero en nuestro caso nos interesa solo uno de ellos, unos son cruentos, otros son llamados incruentos. Los cruentos implican a veces ritos de sangre, los incruentos no. En el caso que nos atañe, estamos hablando todo el tiempo de sacrificios cruentos, que pueden ser de vacunos, ovejas y cabras, así como de pichones y/o tórtolas. Por tanto, debemos descartar, de una vez, nuestra primera hipótesis señalada en estas definiciones, pues hemos conseguido otros elementos distintos de prueba. Estamos aproximándonos a lo que debemos clarificar a partir de ahora; pues no se trata aquí la cuestión, ni es de nuestro interés el sacrificio humano, ya suficientemente estudiado en todas o prácticamente todas las comunidades o sociedades del mundo. Ya no nos referiremos a él sino solamente para determinar su inicio en la literatura occidental. Podemos leer a continuación en la Odisea para rastrear los inicios en la literatura griega del ritual del sacrificio:

«Y entre ellos comenzó a hablar el de Gerenia, el caballero Néstor:

«Hijos míos, llevad a cabo rápidamente mi deseo para que antes que a los demás dioses propicie a Atenea, la que vino manifiestamente al abundante banquete en honor del dios. Vamos, que uno marche a la llanura a por una novilla de modo que llegue lo antes posible: que conduzca el boyero; que otro marche a la negra nave del valiente Telémaco y traiga a todos los compañeros dejando sólo dos; que otro ordene que se presente aquí Laerques, el que derrama el oro, para que se derrame oro en torno a los cuernos de la novilla. Los demás quedaos aquí reunidos y decid a las esclavas que dispongan un banquete dentro del ilustre palacio; que traigan asientos y leña alrededor y brillante agua».

Así habló, y al punto todos se apresuraron. Y llegó enseguida la novilla y llegaron los compañeros del valiente Telémaco de la equilibrada nave; y llegó el broncero llevando en sus manos las herramientas de bronce, perfección del arte: el yunque y el martillo y las bien labradas tenazas con las que trabajaba el oro. Y llegó Atenea para asistir a los sacrificios.

El anciano, el cabalgador de caballos, Néstor, le entregó oro a Laerques, y éste lo trabajó y derramó por los cuernos de la novilla para que la diosa se alegrara al ver la ofrenda. Y llevaron a la novilla por los cuernos Estratio y el divino Equefrón; una vasija adornada con flores y en la otra llevaba la cebada tostada dentro de una cesta. Y Trasímedes, el fuerte en la lucha, se presentó con una afilada hacha en la mano para herir a la novilla, y Perseo sostenía el vaso para la sangre.

El anciano, el cabalgador de caballos, Néstor, comenzó las abluciones y la esparsión de la cebada, el hijo de Néstor, el muy valiente Trasímedes, condujo a la novilla, se colocó cerca, y el hacha segó los tendones del cuello y debilitó la fuerza de la novilla. Y lanzaron el grito ritual las hijas y las nueras y la venerable esposa de Néstor, Eurídice, la mayor de las hijas de Clímeno.

Luego levantaron a la novilla de la tierra de anchos caminos, la sostuvieron y al punto la degolló Pisístrato, caudillo de guerreros.

Después de que la oscura sangre le salió a chorros y el aliento abandonó sus huesos, la descuartizaron enseguida, le cortaron las piernas según el rito, las cubrieron con grasa por ambos lados, haciéndolo en dos capas y pusieron sobre ellas la carne cruda.

Entonces el anciano las quemó sobre la leña y por encima vertió rojo vino mientras los jóvenes cerca de él sostenían en sus manos tenedores de cinco puntas.

Después de que las piernas se habían consumido por completo y que habían gustado las entrañas cortaron el resto en pequeños trozos, los ensartaron y los asaron sosteniendo los puntiagudos tenedores en sus manos.

Entre tanto, lavaba a Telémaco la linda Policasta, la más joven hija de Néstor, el hijo de Neleo. Después que lo hubo lavado y ungido con aceite le rodeó el cuerpo con una túnica y un manto. Salió Telémaco del baño, su cuerpo semejante a los inmortales, y fue a sentarse al lado de Néstor, pastor de su pueblo.

Luego que la parte superior de la carne estuvo asada, la sacaron y se sentaron a comer, y unos jóvenes nobles se levantaron para escanciar el vino en copas de oro».

de concebir en el muslo del Gran Padre Zeus sino que al igual que Pan, tiene una conexión con las ninfas que, en el caso de Dionisos se llaman bacantes y en el caso de Pan se llaman simplemente ninfas. Se cuenta que Dionisos fue criado por Sileno, que:

«Era un dios campestre hijo de Hermes o Pan y de una ninfa o Gea», según las diferentes versiones. Indistintamente la versión que se utilice aquí, existe una relación simbólica de parentesco entre los dos dioses implicados; o sea, Dionisos y Pan.

Finalmente, existe una similitud en la forma como la doctrina cristiana fue asimilada en los primeros años de la cristiandad y cómo fue decayendo el fervor en los adoradores de Pan y Dionisos. Recordemos un poco que al principio el pensamiento de Jesús fue censurado por la mayoría, aun cuando los milagros hechos por él nos hablaban de su divinidad. Mientras que el chivo expiatorio fue en el siglo V a.C. un macho cabrío o un novillo, más adelante en tiempos del Mesías, Jesucristo fue quien lo encarnó. Con la figura de Redentor se fundieron la antigua teoría religiosa judía y el revolucionario pensamiento del Señor Jesucristo, enviado divino por excelencia.. Lo que ocurrió fue un cambio del objeto en el que recaían los males cometidos por el pueblo. Por ejemplo, según la mitología: «Se dice que Orfeo introdujo la expiación de los crímenes y el culto de Baco». (Dioses y héroes de la mitología. Edicomunicación. Barcelona, 1996).

Del culto de Baco o de Dioniso Baquio es que sucede un hecho bien conocido. Se da un sincretismo o asimilación entre los antiguos rituales órficos, báquicos y pánicos con la incipiente promesa cristiana. La figura del diablo va a ser representada desde entonces como un macho cabrío, cornudo y con la corporalidad de los antiguos dioses grecorromanos. Como hubo para los griegos un dios Pan, así también para los romanos Fauno y otras deidades campestres. Pero retomando un poco lo dicho anteriormente hubo un tiempo en que se prohibió el culto a Dionisos así como durante buena parte de nuestra historia lo fue el cristianismo. Pero no hay duda al respecto, los dos cultos arrastraron masas ingentes de personas. Asimismo, los dos se asemejan por empezar con pocos adoradores.

La Brujería y la Caza de Brujas en los siglos XVI y XVII:



En todas las sociedades que creen en la brujería los magos son considerados individuos con poderes extraordinarios que les permiten realizar actos considerados malvados (maleficia), y cuya efectividad se explica más por sus características mágicas que por aquellas propiamente religiosas. Esta es la magia negra, porque dichos actos conducen a propósitos nocivos, no benéficos; su objetivo es producir daños, enfermedades, pobreza, o cualquier otro infortunio, por lo tanto, se oponen a los actos que realiza la magia blanca cuyo objetivo es proporcionar bienestar.


Antes que absoluta, esta distinción es más bien relativa, en especial cuando el mago (o brujo, según el punto de vista) daña a alguien con el fin de protegerse o cuando cura a alguna persona traspasando la enfermedad a otra; esto se ve bien reflejado especialmente en la magia amatoria, que puede ser nociva o benéfica según la circunstancia; por ejemplo, si una poción de amor da como resultado un adulterio, será nociva, pero si por al contrario la misma poción reúne a una pareja en problemas, será considerada benéfica.

La brujería y la caza de brujasde sistema moral, que católicos y protestantes adoptaron en el momento de la Reforma, transformó el delito de Brujería, la que cambiaría su consideración de maleficium por la de adoración al demonio. Puede remontarse el origen de tal cambio, a las influyentes opiniones del teólogo tardomedieval Jean Gerson, que fue el principal responsable de la decisión tomada en 1398 por la Facultad de Teología de la Universidad de París, según lacual todos los magos, tanto benéficos como maléficos, eran culpables de idolatría.

El Pacto con el demonio

La idea central del concepto acumulativo de brujería es la creencia de que las brujas establecían pacto con el diablo. Este pacto no sólo suministró la base de la definición legal del delito de brujería, sino que sirvió a sí mismo como vínculo principal entre la práctica de la magia nociva y el supuesto culto al demonio. “La bruja era, en el sentido más amplio del término, —dice Brian Levack— una maga nociva y una adoradora del diablo y el pacto era el medio más claro para relacionar ambas formas de actividad”
Esta idea puede encontrarse en los escritos de San Agustín, pero no se difundió en Europa hasta el siglo IX, cuando se tradujeron al latín diversas leyendas referidas a estos contratos. Consistían estos en un acuerdo similar a un contrato legal según el cual el diablo proporcionaba salud o alguna otra forma de poder terrenal a su contraparte humana, a cambio de servicios y, por supuesto, la propiedad del alma del contratante humano tras la muerte. La condena de este tipo de magia fue obra sobre todo de los teólogos escolásticos.

Al condenar tales prácticas establecían que el mago impartía órdenes al demonio, y que éste no proporcionaba sus servicios sin pedir algo a cambio. La conclusión de la escolástica dedujo que la totalidad de los magos establecía pactos con el diablo, y que siempre debía ser condenado porque este pacto ofrecido al diablo le quitaba la obediencia que sólo se le debía a Dios: el mago era, por lo tanto, hereje, pues negaba a Dios, y más aún, era un apóstata, pues renunciaba a su fe cristiana al adorar al demonio o servirlo de alguna manera. Lo novedoso de esta aseveración fue poner acento en el pacto como razón de la herejía y, obviamente, la condena general de toda magia ritual por tal motivo. Esto trajo una doble consecuencia en el desarrollo de las creencias; en primer término, al condenar cualquier magia ritual como herejía, podía fácilmente extenderse dicha condena a otros tipos de magia que no interesaban a los escolásticos, por ejemplo, los maleficios simples realizados por campesinos. Según la opinión de los teólogos, también en dichos actos habría ciertas formas de acuerdo o pacto con el diablo, pues sólo él provocaba efectos mágicos sobre la naturaleza creada, que los campesinos estaban obligados a retribuir entregando algo a cambio.

En segundo término, la calificación de los magos como herejes y apóstatas los hizo culpables de todos los cargos atribuidos en la baja Edad Media a los herejes, por su conducta depravada y antihumana. Extendido el delito de herejía a un ámbito nuevo, como hemos visto, ahora los magos o hechiceros eran considerados herejes pudiendo ser perseguidos como tales por los inquisidores papales.



La brujería y la caza de brujastentó al mismo Cristo en el desierto, sino que se convirtió en el poderoso oponente de la cristiandad, incitando a los hombres a alejarse de Dios y rechazar sus doctrinas. Surgió, por lo tanto, un conflicto, una lucha titánica entre el reino de Cristo y el de Satanás, conflicto que continuaría hasta el Segundo Advenimiento predicho en el Apocalipsis.

A medida que el cristianismo se propagaba fue natural que los Padres de la Iglesia atribuyesen a Satanás las religiones paganas y judías. Una de las tácticas más eficaces de la Iglesia con los conversos que seguían adorando dioses paganos, fue la de demonizarlos, es decir, asegurar que tales dioses eran en realidad demonios o Satanás en
persona. Tanto arraigo tuvo esta creencia que los cristianos comenzaron a pintar al Demonio tal como los paganos representaban a sus dioses, por ejemplo la barba de chivo, las pezuñas partidas, los cuernos, la piel arrugada, la desnudez, y la forma semi-animal hace referencia directa al dios grecorromano Pan, como a Cernuno, dios Celta, mientras que los senos de mujer de algunas representaciones procedían de la diosa de la fertilidad Diana. Hay que aclarar que estas imágenes de las confesiones de las brujas (extraídas de los archivos inquisitoriales), procedían con seguridad de las descripciones que el inquisidor o el juez sugerían durante el tormento, por lo tanto no son del todo objetivas, y más bien reflejan la opinión del inquisidor, es decir, la idea cristiana del demonio adorado como dios por la bruja.Aunque corrientemente se le denominaba Satanás, había otras formas de llamarlo, por ejemplo Lucifer, palabra latina que significa estrella de la mañana y que los escritores patrísticos asignaron al gran arcángel que se rebeló contra Dios y fue expulsado del cielo al infierno; este nombre no aparece en la Biblia, por tanto, paso a ser un nombre que podía utilizarse para designar a Satanás antes de la caída.Además de otros títulos como Príncipe de las Tinieblas, Príncipe de este Mundo o simplemente demonio, los cristianos de la Edad Media y el mundo moderno creían en la existencia de un gran número de diablos, demonios o espíritus malvados que ayudaban a
Satanás en su obra del mal, tentación o destrucción. A pesar de la gran cantidad de poderes que se le atribuían al diablo (provocar ilusiones, posesión de cuerpos humanos y animales, volar, etc.), según el punto de vista escolástico, no poseía ni remotamente un poder ilimitado sobre el mundo físico. No tenía la facultad de cambiar la sustancia de las cosas o realizar milagros, tampoco podía crear
ninguna forma de vida nueva; sólo podía operar con el universo creado por Dios: hiciera lo que hiciese, el demonio obraba por permiso explícito de Dios. Declarar que el Diablo se asemejaba en alguna manera a Dios, era una herejía que los especialistas llamaron, después, dualismo.Durante el siglo XV, cuando el poder del demonio parecía ir en aumento y comenzaban los primeros juicios por brujería, la figura del diablo comenzó a experimentar una significativa transformación. A lo largo de la Edad Media, el diablo había sido descrito
como el enemigo de Cristo, maestro del odio y del no-amor; ahora se presentaba cada vez más como la contrafigura de Dios Padre, principio y objeto de idolatría y falsa religión.

Una de las fuentes de esta transformación fue la insistencia de los teólogos escolásticos en proponer como fundamento de la ética cristiana los Diez Mandamientos en vez de los Siete
Pecados Capitales. El primero de los mandamientos prohíbe adorar dioses falsos, transgresión no comprendida fácilmente bajo los Siete Pecados Capitales; esto es fundamental ya que la mayor de la atención era dada entonces a este nuevo tipo de suceso.

El gran historiador de la Inquisición, Henry Charles Lea, separa claramente la
hechicería de la brujería: “La brujería es la culminación de la hechicería, y sin embargo no son lo mismo. Ya no se trata de un pacto con el demonio, expreso ni tácito, para obtener ciertos resultados, esperando lavarse el pecado en el confesionario y burlando así al diablo. La bruja ha abandonado el cristianismo, ha renunciado a su bautismo, rinde culto a Satanás como a su dios, se ha entregado a él en cuerpo y alma, y existe ya solo para ser su instrumento de hacer el mal”

Tanto si es maléfica como benéfica, la magia puede dividirse en escalas: por un lado la alta magia, que ha de ser considerada un “arte” complejo y teórico que requiere un cierto grado de educación, donde se agrupan la alquimia y la adivinación, con sus variantes y métodos, tales como la Astrología, la Necromancia, la Escapulomancia, la Dactilomancia, la Oneiroscopia. En el otro lado de la escala, magia baja requiere una casi nula educación formal, y se puede aprender por transmisión oral o experimentación individual; generalmente adopta la forma de encantamientos y ensalmos sencillos de “casi todos los maleficios atribuidos a las brujas, sobre todo en la Edad Moderna entran dentro de esta categoría, tanto porque la inmensa mayoría de los brujos y brujas procedía de los estratos bajos de la sociedad”

Todos estos elementos teóricos del concepto brujería se fueron conjugando a través del tiempo en conjunto con otros elementos nacidos en el medievo, para ir creando, hacia comienzos de la Edad Moderna, el escenario perfecto para que se produjese el gran acontecimiento en la historia de la brujería: La gran caza de brujas de los siglos XVI y XVII.Para llegar a esto tuvieron que ocurrir diversos cambios en la mentalidad bajo-medieval.

Concepto acumulativo de brujería:
A finales del siglo XVI la mayoría de los europeos cultos creía en las brujas, específicamente creían que ellas pactaban explícita y directamente con el diablo. Este pacto no sólo les otorgaba el poder de realizar maleficios, sino que también las iniciaba en el servicio al demonio. Comúnmente se creía que en esta ceremonia la bruja accedía al rechazo de su fe cristiana, que solía simbolizarse con acciones sacrilegas —pisotear la cruz—, para luego proceder a un nuevo bautismo por el demonio. Además, en esta ceremonia el iniciado
rendía homenaje al diablo inclinándose ante él o besándole el trasero, al tiempo que, como signo de su lealtad al nuevo discípulo, el demonio grababa en el cuerpo de la bruja una marca distintiva. Enseguida le daba instrucciones para la realización de actos maléficos, suministrándole, si fuese necesario, pociones, ungüentos e imágenes para practicar su arte. Una segunda creencia generalizada era que las brujas, tras haber concluido el pacto, se reunían periódicamente con otras para realizar una serie de ritos obscenos, blasfemos y atroces. En estas reuniones o aquelarres se acostumbraba sacrificar niños al diablo y banquetear con los cuerpos, con el demonio y otras brujas. Inherente a esta creencia, es que las brujas se servían del poder del demo)nio para volar por el aire y así llegar a las reuniones que se celebraban en lugares, con frecuencia, ubicados a considerable distancia de sus hogares. Estas creencias eran casi exclusivas de las clases letradas y de sus dirigentes, pero no del pueblo, obviamente, iletrado. De hecho, su formulación tal cual la conocemos fue obra de teólogos, filósofos y abogados, y las personas que las aceptaron eran jueces, clérigos, magistrados y señores. Las clases iletradas sólo obtenían información limitada de las actividades brujeriles, a través de la lectura pública de las acusaciones contra ellas en el momento de su ejecución, y también por los esfuerzos deliberados de las autoridades para instruir a la población en estos asuntos durante una situación de caza de brujas. Una vez expuestas las ideas, el pueblo no tenía reparos en
aceptarlas. En su gran mayoría analfabeto, el pueblo no estaba en condiciones de intelectualizar sobre ellas, ni podía entender del todo las complejas teorías de los demonólogos. Con actitudes contradictorias, éstos sentían, por un lado, vivo interés por la brujería, pero por otro, miedo a ella por la capacidad que podía adquirir la bruja para causar daño por medios ocultos, y no en su relación con el demonio. Aunque estas teorías probablemente causaron terror en las clases bajas, su interés primordial siguió refiriéndose a la magia más que al demonismo de las brujas.


La gran caza de brujas no pudo producirse hasta que los miembros de las elites dirigentes de los países de Europa, en especial los de la maquinaria judicial, se convencieran de su existencia y de su peligro. Fue necesario que la clase dirigente creyese que este delito era de la máxima magnitud, al saber que el gran número de las brujas rechazaba por completo la fe, poniendo en serio peligro la civilización cristiana.
Su práctica, realizada en gran escala, ponía en peligro el orden establecido, puesto que se pensaba que magos y brujas “pertenecían a una secta organizada y conspiratoria de adoradores del demonio”

El demonio

La concepción misma que se tuvo del diablo cambió visiblemente durante la Edad Media; a lo largo de ésta solía recibir el nombre de Satanás, denominación que significa el enemigo y que aparece en la Biblia. En el Antiguo Testamento, Satanás no figura como personaje importante porque al ser el judaísmo una religión monoteísta, se atribuyó el origen de toda la creación y administración del universo al único Dios verdadero, Yavé, cualquier acontecimiento o realidad tanto del bien como el mal era responsabilidad suya. En el Nuevo Testamento adquirió una preeminencia mucho mayor.

EL ORIGEN DEL AMOR Y DEL ODIO A NIVEL DEL SUJETO



Teoría objetal del amor del desarrollo temprano.

En la esfera del sujeto, el amor tendría su origen en el ámbito del narcisismo primario, el cual es un movimiento pulsional que emerge desde el nacimiento, o incluso antes, y que engloba tanto al sujeto como a su ambiente. Para estas etapas tempranas, el objeto se puede definir como aquello por lo quey en tomo a lo que un sujeto
organiza su psiquismo ontogenéticamente.

A lo largo de la organización del psiquismo y de la vida del sujeto, las …catexias y contracatexias narcisistas y objetalcs originan diferentes equilibrios económicos, que caracterizan en cada momento la estructura psíquica del individuo. El juego de las catexias y las contracatexias induce, a nivel de los comportamientos y las vivencias conscientes, unos modos de ordenación llamados «formaciones reactivas», y un ejemplo perfectamente ilustrativo es el de la desgana que sustituye al apetito y al deseo … (Kestemberg, 1976:263).

Desde una perspectiva ontogenética, el psiquismo se caracteriza por un estado de dependencia vital del recién nacido respecto a su ambiente, y por la confusión del lactante entre lo que le viene de afuera y lo que proviene del interior. Por lo tanto, es a nivel de su cuerpo donde se organizan las actividades de sus instintos en sus modalidades psíquicas. Aunque el ambiente exista antes que el individuo, para que este llegue a reconocerlo, debe antes percibirlo.

Igual pasará con la madre, esta no existirá hasta el momento en que pueda percibirla fuera de sí mismo. En el instante en el que puede emerger del mundo cerrado de los estímulos endógenos, podrá reconocerse también a sí mismo como diferente en relación con lo que le rodea. Las imagos serán, entonces, las primeras representaciones de gratificación y de frustración. Y será aquí, durante cierto tiempo, donde niños y niñas organizarán sus fantasías inconscientes. Solo tardíamente, según lo dice Kesternberg (1976:266), en el transcurso de los primeros meses de la vida, es que se organizarán las relaciones objetales, surgiendo como entidades separadas el ambiente, por un lado; y el sujeto, por el otro. Este proceso solo es posible si el menor en crecimiento recibe por parte de su madre, una mezcla de tutela y de paulatino adiestramiento en el abandono, y que finalmente producirá un sólido aguerrimiento frente a la soledad. Este amor primigenio es fundamentalmente el deseo y la esperanza de ser amado, y cuando ha sido satisfecho durante esta primera etapa del desarrollo psicosexual, permite la construcción de la mismidad y activa la llamada «zona de tres» (o dimensión edipal).

Para Jeammet (1989: 122), amar es desear poseer el objeto y como nunca se puede conseguir de forma total, a lo largo del desarrollo se llega a descubrir como solución la de intentar ser el objeto amado, para así poder llevarlo dentro de sí mismo, aunque sin perder la propia identidad.

La capacidad normal de enamorarse, y de permanecer enamorado, requiere, por consiguiente, de que se hayan cumplido dos etapas principales del desarrollo: una primera etapa, en la cual la capacidad temprana de estimulación de las zonas erógenas (sobre todo orales y cutáneas), se integre con la ulterior capacidad de establecer relaciones objetales totales; y una segunda etapa, en la que el goce
genital pleno incorpora el anterior erotismo de la superficie corporal en el contexto de una relación objetal total, incluyendo una identificación sexual complementaria (Kernberg, 1988: 153).

Uno de otros manifiestos…

Habiendo certificado mi carácter intrínseco de Anarquista, (cauce fiel de abandono, racionalista – cientificista, y a perpetuidad).

Anarquismo en escala ascendente, como eje transversal re- signífico Pierce- Eón, indómito, irreductible, invencible, 100%real/no fake – (con su correspondiente principio de entropía, en benefacto del producto). Con objetivos y contenidos conceptuales, procesales, y actitudinales, que convergen en la diagramación del paradigma concatenado sobre laberintos (quasi reflejos), que se bifurcan en el abanico de alternativas isotópicas, persé la naturaleza aleatoria del Anarquismo.
(y no me refiero a los isótopos de Albuquerque).

Por ser de carácter anárquico; me niego, rotundamente, al diálogo baladí de la conquista sotreta; que desemboca en los rituales triviales, de talante acomodaticio, en preponderante huella ancestral objetivizada, y a duras penas), ante la latencia de la inmediatez eyaculatoria «a priori» de las estructuras cognitivas, sacralizadas por quién redacta, sin perjuicio, hacia el instinto animal, que equilibra todos mis razonamientos, empoderando mi carácter empático, que Natura Dió, aunque Salamanca no prestó.

Agregar ; aceptar, ¡oh hermanos míos!… Es solo eso.


EVALÚO LAS PERSONALIDADES dentro de los posts, TAMBIÉN EN diálogos no direccionados a través de los íconos conativos del sitio.

Me ²embola, y no me enriquece… La charla que podría tener con mi vecino, (a quién no le hablo, porque me aburro de mí misma), Consecuentemente, no contesto mensajes. Mucho menos inquisidores, de parte de «semejantes cojudos»,que no se toman el segundero para leer de qué se trata este pedazo de churrasco de cuadril.

(Capítulo aparte es la gente de Islam…)
No puedo discutir con ventajas inimputables ..
Su concepto de entidad, se basa en el falo más primitivo
… El de la existencia animal, me animo expresar el término «mutante».

Tengo pocas pulgas.
Me gusta dinamizar con contenido, con conceptos.
Valoro al franchute, (aunque últimamente está muy jeropa), por la expiación de la catedral de Notre Dame. Sopena, «ánimo banda, (ánimo banda), que no decaiga y se convierte en un triste souvenir, como la caída de Perón en el 55.
No es un dato menor, ese acto que nos desarticuló, en una fase un tanto ficticia, del campanario eterno de Quasimodo despreciados otrora basura detrás de la que se esconde el basural de nuestra familia.

No es más que una gran alegoría la del anarquista que hubo decidido, por una vez de manera certera, expiar los pecados de los mismos pecadores y no articular como eternamente lo hizo, de chivo expiatorio auto pirómano en funcionalidad con articulaciones perversas y psicopáticas culturales… Desde Gonzalo de Berceo, y su Casulla de San Ildefonso…
pero no se olviden que siempre seremos hijos de la lágrima…
No se les vaya a sintonizar algún menesteroso día la señal de la antena

El infierno del consumismo está encantador, y ese infierno es embriagador. Tu infierno está encantador. Oblitera las marchas veniales, serían fogata externa de pamplinas hemorroidal es.


Valoro al «chilote«, tan despreciado en el país que nací. Ante la conveniencia de esconder basura propia el basurero ajeno, han de ser condenados, sin sentido del ridículo, por la juventud asesinada durante la dictadura argentinamente consensuada.


Al mexicano me lo hice vástago y hermano, tanto por carácter maternal como mi esencia fraternal. Cómplices inauditos en madrugadas en las que fueron sorprendidos con la yugular a la intemperie de mis pocos peligros sensatos: Yo ponía stop y ellos ponía play
Les gustaba el Big Mac y Tupac
Alardear que tomaban Prozac.
Se destripaban como hacía Jack
Sin poder terminar su cognac.
Pero cayeron desde un penthouse al inhóspito Messenger mine; y leyendo suplicios right now, se me hicieron carne y carnal… (Ellos, tan míos, desestiman a Tenochtitlan, donde la luna es una daga manchada de alquitrán).
¡Oh Tenochtitlan!: gentilicio del (zorro no cheto: non Saint-Exupéry: el «gran Principito del snobismo ³ tilingo»; que nos copa la parada a los Haberdinangus del estéreo). Zorro alucinógeno, cuyo ofrecimiento en la domesticación; es metáfora pura de la civilización arrasadora con el artilugio de la demolición animal onírica.
Así los #hijosdelachingada se perpetúan en un plano anodino.




Yorugua, ese que par de los argentinos. Con la misma «virtud» en carencia de forzosas artesanías del cancherosmo patricida». El que invisibiliza al «yo individual» detrás del pícaro que ni siquiera aprende, por dignidad impropia, a chamuyar.

El argentino es ese que aplaudió el diccionario del boludo: autoría del locutor más gordo, absurdo y siniestro; superlativamente el más boludo.
Boludo soberbio, que no se hace cargo de su latinismo por la triste pielcita, que evidencia un tono menor en el granulado en la escala cromatica Von Luschan sin pena y sin prisa pero también sin gloria ni avaricia.

Al paraguayo… Lo estimo lo valoro y le debo. Leo vergüenza ajena por el comportamiento de mis compatriotas… ( Por cierto a la patria me la paso por el quinto papel plastificado del clítoris recauchutado)
Le debo la devastación de El Imperio forjado con hombres de la estirpe en el linaje diamantino

Despojado De su tierra, de sus hombres, de su raza de su genética, casi ciencia ficcional. Tanto en la constitución psíquica como psicológica…

Aquí el bullying es embanderado, y direccionado hacia el paraguayo… Hacia el boliviano, hacia el peruano, hacia el chino…
Seres laboriosos, con actitud incesante… Empero, no menos artificiosa, en artista autoinfligida por sumisión y vasallaje… Ofenda al linaje que expectante de réditos mensuales del que yuga en las veredas, verdulerías, o en las obras de peón …
En imagen fantasmagórica e inconmovible… El paraguayo, Consecuentemente con su carácter estático, costumbrista.


Por resignación, porque la vena constitutiva resiliente, ante una raza obliterada de diatriba ruin en menoscabo del carácter originario…
Ante la devastación de fortalezas innatas, magnas. Que al haber sido dilapidadas en la iniciación. Dio el disparo en ON al automatismo ordinario que jamás los satisfizo en su camino de ancestros en escala superior.

Doy cierre a esta publicación con el gran Víctor Hugo.

El vulgo aplaude cuanto inventa el odio…

«El vulgo aplaude cuanto inventa el odio,
y en tanto que desgarra su laurel
al férvido Aristógiton, de Harmodio
la gloria mancha con amarga hiel.

En sus iras tan solo ver anhela
de la ignominia en afrentosa cruz
a cuanto no se arrastra, a cuanto vuela,
a cuanto no es mentira, a cuanto es luz.

Acusa a Fidias de vender mujeres,
al gran Epaminondas de traidor;
a Sócrates de darse a los placeres;
a Aristides, el justo, de impostor.

A Catón, de arrojar a las murenas
sus míseros esclavos; a Colón,
que al indio libre le forjó cadenas…
¡cadenas que llevó en el corazón!

De avaro a Miguel Ángel; al divino
entre todos los genios, Rafael,
de vender como torpe libertino,
por impúdicos besos su pincel.

Incestuoso Molière; felón el Dante;
Voltaire ateo; Diderot venal;
¡para todos la sátira infamante;
para todos el látigo infernal!

¿A cuál mártir, apóstol o profeta,
a qué artista, guerrero o trovador
no le ha arrancado la mordaz saeta
de la calumnia, un grito de dolor?

¡Uno solo se encuentra inmaculado
de infamias tantas en el gran festín;
uno solo no está crucificado
por las humanas víboras-Caín!»

Publicación original de Facebook.

¹Quasimodo. Etimología. La palabra «Cuasimodo» proviene de las primeras palabras del introito del segundo domingo de Pascua, «Quasi modo genti infantes…», (del latín, «Así como niños recién nacidos…»), fecha en la que se realiza el Cuasimodo. ² Embola. De embolar: Cometido engorroso, problema o situación difícil que expone al deslucimiento. Sinónimo: aburrido. ³ Tilingo, tilinga adjetivo · nombre masculino y femenino. Coloquial despectivo (Río De La Plata)
[persona]. Que es superficial, ridículo y tonto, y demuestra poca inteligencia al hablar: «esa buena señora que lo ha de haber criado como un tilinguito».

Un caso de niño dotado: Herman Hesse



El desprecio en la perversión y en la neurosis obsesiva Si partimos del supuesto de que toda la evolución emocional de un ser humano (y el equilibrio que se constituye sobre ella) depende de cómo, ya en los primeros días y semanas, vivieron sus padres las manifestaciones de sus incipientes necesidades y sensaciones, y de cómo respondieron a ellas, tendremos que admitir que, ya entonces,se habían echado las primeras bases de una tragedia posterior. Si la madre no puede cumplir con su función especular ni alegrarse de la existencia del niño, sino que depende de su manera de ser determinada, se producirá entonces la primera selección:lo «bueno» será separado de lo «malo», lo «feo» de lo «bello», y lo «correcto» de lo«falso», y esta selección será interiorizada por el niño. Sobre este telón de fondo tendrá lugar una serie de interiorizaciones de actitudes valorativas de los padres.

Un niño pequeño de estas características tendrá que sentir que hay algo en él que su madre no puede «utilizar». Así, por ejemplo, se suele esperar que el niño sepa dominar sus funciones corporales lo antes posible: supuestamente para no chocar contra los demás, pero en realidad tan sólo para no trastornar la represión de los padres que, de niños, debieron también sentir miedo a «chocar», aunque mantuviera reprimida esta experiencia.

Marie Hesse, la madre del escritor Hermann Hesse, relata en sus Diarios cómo su voluntad se vio quebrantada cuando tenía cuatro años. Cuando su hijo cumple cuatro años, ella declara sufrir muy particularmente con la terquedad del niño, que combate con diversa fortuna. A los quince años, Hermann Hesse es enviado a Stetten, a un hospital para enfermos mentales y epilépticos, a fin de que «su espíritu terco y contradictorio fuera domesticado al fin». En una carta airada y conmovedora escribe Hesse a sus padres desde Stetten: «Si fuera pietista, y no un ser humano, tal vez podría confiar en vuestra comprensión». Sin embargo, sólo tras una «enmienda» se le abría la posibilidad de salir del hospital, de modo que el joven «se enmendó». En un poema posterior, dedicado a sus padres, se restituyen la denegación y la idealización: Hesse se acusa de haberles complicado la vida a sus progenitores con «su manera de comportarse.



La «depravación» en el mundo infantil de Hermann Hesse como ejemplo del«mal» concreto.


Es muy difícil explicar cómo un hombre pudo vivir con el desprecio que padeció siendo niño, sobre todo con el desprecio por su sensualidad y su alegría de vivir, sinó frecer ejemplos precisos e ilustradores de ello. Cierto es que, con ayuda de diversos modelos teóricos, podríamos representar el «rechazo afectivo», pero no podríamos transmitir el clima emocional con el que sólo esta penosa situación logra familiarizarnos, es decir, que permite al lector la empatía. Al hacer representaciones teóricas nos mantenemos emocionalmente «fuera», podemos tratar sobre «los otros»,
ordenarlos, agruparlos, nombrarlos, clasificarlos, diagnosticar y discutir acerca de ellos en un lenguaje especializado que les es incomprensible. Si rechazamos este lenguaje, necesitaremos ejemplos. Pues sólo a partir de la vida concreta puede mostrarse cómo un ser humano ha
vivido el «mal» concreto de su infancia como «el mal en sí». Sólo a partir de la historia de una vida individual es posible apreciar lo poco que, de niños, podemos advertir las compulsiones de nuestros padres, y cómo, sin terapia, esta ceguera puede perdurar, en determinadas circunstancias, a lo largo de toda una vida, aunque intentemos una y otra vez escapar de esta prisión que nos enceguece.

Ilustrar el caso del niño dotado con todo lo portentoso de la situación tomando a Hermann Hesse como ejemplo, un ejemplo que ofrece la ventaja de ser ya conocido y, además, haber sido divulgado por el propio escritor.

Al principio de su Demián describe Hermann Hesse la bondad y la pureza de una casa paterna que no ofrece cabida ni atención algunas a la mentira inocente de un niño. (No es difícil, y el autor lo confirma indirectamente, reconocer en esta novela su propia casa paterna). Y el niño se queda, pues, solo con su pecado y se siente depravado, malo y segregado, aunque nadie le riña y todos (porque nada saben de lo «terrible») sean amables y simpáticos con él.

Muchas personas conocen esta situación. Hasta la forma idealizada de describir una casa tan «pura» no nos resulta extraña y refleja tanto la visión infantil como la crueldad soterrada de una forma de educar que tan bien conocemos.«Como casi todos los padres», escribe Hesse en Demián, «tampoco los míos colaboraron en el despertar de los instintos vitales, de los que nunca se hablaba.Solamente colaboraban con un cuidado infatigable en mis esfuerzos desesperados por negar la realidad y seguir viviendo en un mundo infantil, que cada día era más irreal y más falso. No sé si los padres pueden hacer mucho en estos casos, y no hago a los míos ningún reproche. Acabar con mi problema y encontrar mi camino era sólo cosa mía; y yo no actué bien, como la mayoría de los bien educados»

A los ojos del niño, los padres parecen estar libres de deseos pulsionales, pues tienen los medios y las posibilidades de ocultar sus actividades sexuales, mientras que el pequeño se halla expuesto al control.

La primera parte de Demián me parece fácilmente asequible, incluso para quienes hayan crecido en círculos diferentes. Lo que a mí me hace tan difícil la continuación de su lectura son las valoraciones tan singulares de Hesse, que, supuestamente, éste recibió de sus padres y abuelos, que eran misioneros. Estas valoraciones inconscientes y extrañas son rastreables en muchos de sus relatos, aunque quizá sea Demián la novela donde más directamente se manifiesten. Aunque Sinclair haya tenido su propia experiencia de la crueldad (la extorsión por parte del muchacho mayor), esta experiencia se revela ineficaz y no le brinda la clave para entender mejor el mundo. El mal es para él (de acuerdo con el lenguaje misionero) lo «depravado»: ni el odio, ni la crueldad representan para él lo malo, sino fruslerías tan curiosas como, por ejemplo, beber en la hostería.

Esta concepción específica del mal como lo «depravado» le vino al pequeño Hesse de su casa paterna. De ahí que todo cuanto ocurra tras la introducción del dios Abraxas, llamado a «conciliar lo divino y lo demoniaco», se nos antoje curiosamente extraño: ya no nos conmueve. Es como si el mal debiera combinarse aquí con el bien en forma un tanto artificial. Tenemos la impresión de que para el joven es algo extraño, amenazador y, sobre todo, desconocido, pero de lo cual no logra liberarse porque lo «depravado», unido ya al miedo y a los sentimientos de culpa, se halla emocionalmente cargado. Él quisiera «matarlo» en sí mismo:«Nuevamente intenté, con redoblado esfuerzo, construirme un “mundo luminoso”a partir de las ruinas de un periodo destrozado de mi vida, nuevamente viví con el único deseo de suprimir en mí lo malo y oscuro e instalarme de lleno en la luz,arrodillado ante los dioses…



En la Exposición Hesse celebrada el año 1977 en la Helmhaus de Zurich pude ver un cuadro junto al cual creció el pequeño Hermann, porque colgaba encima de su cama. A la derecha se ve un camino «bueno» que conduce al cielo, sembrado de espinas, contrariedades y sufrimientos. A la izquierda queda el camino agradable y placentero, que conduce irremediablemente al infierno. Las tabernas desempeñan en él un papel muy importante: es probable que, con semejantes amenazas, las mujeres quisieran apartar de ellas a sus maridos y a sus hijos. Estas tabernas también desempeñan un papel importante en Demián, lo cual resulta tanto más grotesco cuanto que Hesse jamás tuvo necesidad de entregarse a la bebida en mesones ni tabernas, aunque sí de evadirse de la estrechez del sistema de valores parental.Todo niño empieza a elaborar representaciones muy concretas del mal a partir delas prohibiciones, tabúes y temores de su casa paterna. Tendrá que recorrer un largo camino hasta conseguir liberarse de ellas, hasta que descubra en sí mismo el propio«mal» y no lo viva ya como algo «depravado» y «malo» por ser pulsional, sino como una comprensible reacción latente a los traumas que hubo de reprimir en su infancia. Ya de adulto, tendrá la posibilidad de descubrir las causas y liberarse de esa latencia.
Asimismo tendrá la posibilidad de disculparse por el daño que, debido a dicha latencia, haya ocasionado inconscientemente a otras personas. En el fondo, no les debe esas disculpas sólo a ellas, sino, sobre todo, a sí mismo, pues sólo podremos eliminar los sentimientos de culpa inconscientes que nos atormentan desde la infancia si no nos cargamos con nuevas culpas.

Hasta qué punto la pérdida del «amor» de sus padres amenazaba la búsqueda HESSIANA del verdadero Yo, es algo que puede apreciarse en el siguiente pasaje de Demián: «Pero allí donde, no por costumbre, sino por un impulso propio, ofrendábamosamor y respeto, allí donde éramos discípulos y amigos con todo nuestro corazón, llegaba un instante amargo y terrible en el que, de pronto, creíamos sentir que la corriente que nos guiaba quería alejarnos del amado. Y, entonces, cualquier pensamiento que rechazara al amigo y maestro se erguía con su aguijón ponzoñoso contra nuestro propio corazón, cualquier golpe defensivo nos daba en plena cara. Las palabras “infidelidad” e “ingratitud” se alzaban como llamadas y estigmas vergonzosos ante los ojos de quienes creían conservar en su interior una moral válida;el corazón asustado huía angustiosamente a los queridos valles de las virtudes infantiles y no podía creer que también era preciso producir esa ruptura, que aquellas a las que también debía ser cortado».

Y en Alma infantil leemos: «Si hubiera de condensar todas estas impresiones y conflictos en un sentimiento fundamental y designarlo con un solo nombre, no podría pronunciar otra palabra que:miedo. Miedo e inseguridad era lo que yo experimentaba en aquellas horas de desolación infantil: miedo al castigo, miedo a mi propia conciencia moral, miedo alos impulsos de mi alma, que consideraba prohibidos y perversos.

En el relato Alma infantil describe Hesse con gran ternura y compasión los sentimientos de un niño de once años que sustrae unos cuantos higos secos del cuarto de su querido padre para tener cerca de sí algo que pertenezca al autor de sus días. El miedo, la desesperación y los sentimientos de culpa lo torturan en su soledad y son, finalmente, relevados por la más profunda de las vergüenzas y humillaciones en cuanto se descubre la «fechoría». La intensidad del relato nos hace suponer que se trata de un hecho real, ocurrido durante la propia infancia de Hesse. Y esta sospecha se vuelve certidumbre gracias a una anotación de su madre, fechada el 11 de noviembre de 1889: «¡Descubierto el robo de higos de Hermann!»

Las notas del diario de la madre y la copiosa correspondencia de ambos padres con distintos miembros de la familia, publicada en 1966, permiten adivinar el víacrucis del pequeño. Como muchos niños parecidos, Hesse era tan difícil de soportar para sus padres no pese a, sino debido a su riqueza interior. Sucede a menudo que los talentos y dones de un niño (intensidad de sentimientos, profundidad vivencial, curiosidad, inteligencia y atención, que naturalmente incluye un sentido crítico) enfrentan a sus padres con conflictos de los que éstos habían intentado defenderse con normas y preceptos hacía ya mucho tiempo. Y los preceptos tienen que ser salvados a costa del desarrollo del niño, llegándose a la situación, aparentemente paradójica, de que también los padres que están orgullosos del talento de su hijo, e incluso lo admiran, tienden a rechazar, reprimir o destruir, presionados por su propia necesidad, lo mejor —por ser lo más auténtico— que hay en el niño. Dos observaciones de la madre de Hermann Hesse pueden ilustrar de qué modo esta laborde destrucción es compatible con una preocupación y entrega presuntamente «amorosas»:(1881) «Hermann está yendo a la escuela infantil; su temperamento impetuoso nos causa muchas preocupaciones» (1966). El niño tenía tres años.

(1884): «Las cosas van decididamente mejor con Hermännle, cuya educación nos ha causado tantas preocupaciones. Desde el 21 de enero hasta el 5 de junio ha estado en el colegio de niños y sólo pasaba los domingos con nosotros. Allí se portaba bien, pero volvía a casa pálido, delgado y deprimido. La estancia ha sido decididamente buena y provechosa. Tratar con él resulta ahora mucho más fácil»

(1966)]. El niño tenía entonces siete años.Un tiempo antes (el 14 de noviembre de 1883) escribía el padre, Johannes Hesse: «Hermann, que en el colegio pasa por ser casi un dechado de virtudes, es prácticamente inaguantable a veces. Por más humillante que nos resulte a nosotros, me pregunto seriamente si no deberíamos enviarlo a algún establecimiento o a casa de alguien. Nosotros somos demasiado nerviosos y débiles para él, y toda la familia no es lo suficientemente disciplinada y regular.Parece tener talento para todo: se queda observando la luna y las nubes, improvisa largo rato en lo armonioso, hace unos dibujos preciosos a lápiz y a pluma, canta muy bien cuando quiere, y dotes poéticas tampoco le faltan» (Cf. Hermann Hesse, Infancia y juventud, 1966).

Con la imagen fuertemente idealizada de su infancia y de sus padres que encontramos en Hermann Lauscher Hesse abandonó a aquel niño original, rebelde,«difícil» e incómodo para sus padres que él mismo había sido. No podía dar cabida en su interior a ese importante fragmento de su Yo: tuvo que expulsarlo. Su auténtica gran nostalgia del verdadero Yo permaneció insatisfecha.

Que a Hermann Hesse no le faltaba valor, talento ni capacidad para vivir profundamente su vida queda demostrado en sus obras y en muchas de sus cartas,sobre todo en la furibunda carta que, a los quince años, envió desde Stetten. Pero la respuesta del padre a esta carta (cf. 1966), las anotaciones de la madre y los pasajes de Demián y de Alma infantil antes citados, nos dan testimonio de la intensidad con que lo agobiaba el abrumador peso de su destino infantil reprimido. Pese a su gran resonancia, a sus éxitos y al Premio Nobel, Hesse fue víctima, en sus años de madurez, de la trágica circunstancia de vivir separado de su verdadero Yo, de aquello que los médicos, para abreviar, denominan depresión. La madre de los primeros años de vida como mediadora de la sociedad.

Fémina

¿Sabés que me has estado aleccionando todo el tiempo? :. – Me dijiste que los vampiros eran machos. – Platero es macho… Y un asno. – King Kong es macho. -Yo podría haber sido bruja, el Demonio es macho. – Fausto es macho. – El hombre que arrojó la bomba sobre Hiroshima era macho. Además están los pájaros, con la conmovedora poesía (que Bernard Shaw describe tan notablemente) de su amor y sos nidos, en los cuales los machos cantan de un modo tan bello mientras las hembras incuban. ¿Ya ves lo que pasa.l? En el fondo debo ser tierna; porque nunca pensé en la mantis ni en la avispa, pero supongo que soy leal a mi tribu, simplemente. Lo mismo daría soñar con un roble. O un castaño, hermafrodita, de inmensas raíces. No te contaré qué poetas y profetas ocupan mi mente, o a quién le rezo (despertando mi propia y violenta hilaridad) o a quiénes evitaba en la calle, o quiénes veía en la televisión

Soy una mujer enferma, una loca, una castrada, una comedora-de-hombres; su consumo a los hombres graciosamente por mí llamarada de pelo incandescente o mis besos envenenados; quebró sus articulaciones con mis asquerosas garras de vampira y, apoyada en un pie como un gato al que le han arrancado las uñas, les hundo el espolón, anulando sus débiles esfuerzos por salvarlos; mi cabello enredado, tijereteado con desprolijidad burlón, por sublevación estética, mi repulsiva piel, grandes dientes, y encías sanguinolenta. No considero que mi cuerpo sirviera para vender nada. No considero que mi cuerpo sea «gato a la vista.»

¿Quién ha visto que las mujeres asusten a nadie? (Esto fue cuando creía que era importante asustar a la gente.) No puedes decir, parafraseando a una vieja amiga, que ahí están las obras de Shakespeare y Shakespeare fue mujer, okay Colón atravesó el Atlántico Y qué Colón era mujer, o que Alger Hiss fue mujer. (Mata Hari no fue una espía; fue una puta.) De cualquier manera, every boy¹ (perdón), everybody sabe que aquello que todas las mujeres han realizado de verdadera importancia, no es constituir una gran mano de obra barata qué se puede sacar cuando hay guerra y volver a guardar cuando se acaba, sino Ser Madres, traducir la próxima generación, dar la luz, cuidarla, fregar el suelo para ella, cambiarle los pañales, recoger lo que tira, y principalmente sacrificarse por ella. Este es el trabajo más importante del mundo. Por eso no está remunerado.

Lloré, y luego dije porque lo contrario no hubiera dejado nunca. De ese modo las cosas se llegan a un espantoso punto muerto. Habrás notado que incluso mi estilo se casen lo más femenino, revelando así mi verdadera naturaleza; ya no digo «Qué lo parió», ni «Mierda»; pongo muchos calificativos y adverbios como «bastante», «realmente», «quizá», escribo con esas frases hechas femeninas… Mi pensamiento fluyen sin forma como el flujo menstrual, todo muy femenino y profundo y lleno de esencias, muy primitivo y lleno de «y» se llaman «frases continuas».

Mi mente está encenagada. Putrefacta. Soy una mujer con mente de mujer. Soy una mujer sin envolturas, calva como una bola de billar, (pero Alá sabe más.)

¹ Juego de palabras válido para el idioma inglés. Every boy: «todos los chicos», Everybody: «todo el mundo».

EL PACIENTE ADICTO ( Lunfa leyendo a Luis Kancyper)

Uno de los cambios más flagrantes en la patología actual es la proliferación de la adicción. A partir de la observación clínica con pacientes adictos, propongo replantear, en este Panel, los siguientes temas: 1) Revisión de la estructura narcisista y edípica en la adicción. 2) Propuesta de delimitación del concepto de adicción. 3) Adolescencia y adicción. Una lectura desde la teoría del narcisismo y de la resignificación. Introducción. Los autores que se han ocupado del estudio de los analizandos adictos, coinciden en que la adicción sería un objeto muerto-vivo, un objeto anti-duelo que no permite la elaboración del objeto perdido. El objeto guarda estrecha relación con las fijaciones orales y con la muerte, creándose una paradoja: la experiencia vital que lo preserva del derrumbe narcisista deviene una experiencia corporal y psíquica de muerte. Si bien por un lado este objeto parece responder mágicamente a todas las necesidades inmediatas de evitar las tensiones internas y externas, ofreciéndose como una tentadora promesa de heroísmo (Yo ideal mediante), conlleva a su vez el desafío a la autoridad y promueve por otro lado una nueva forma de dependencia. El objeto de la adicción se halla en estrecha relación con aquel de la dependencia infantil. Pero también con otro, presente y actual, que intenta explotar esa dependencia reanimando las fijaciones arcaicas. Según el consenso de la mayoría de los autores, el objeto de la adicción representaría la presentificación de un duelo patológico proveniente de una elaboración melancólica, a partir de una simbiosis madre-hijo insuficientemente estructurada, que alberga promesas y fines antidesestructurantes. En este Panel que nos convoca, intentaré desarrollar que el objeto de la adicción estaría, además de lo ya expuesto, condicionado por la patología singular del padre con quien el analizando ha participado en la configuración de una nueva simbiosis vicariante, estructura que denomino simbiosis padre-hijo. Esta proviene, por un lado, de la instrumentación que emplea el hijo de la huida, no como un pasaje sino como un proceso utilizado como defensa por exceso de las ansiedades paranoides. Huyendo de un objeto madre amenazante hacia el refugio de un objeto padre idealizado. Este padre intenta a su vez, por otro lado y en forma adicta, apropiarse de su hijo-droga, programándolo como un elemento-cosa entre animado e inanimado, al servicio de su lábil regulación narcisista. Estos pacientes suelen presentarse a la consulta por el padecimiento de severas alteraciones en la identidad, centrando privilegiadamente su sintomatología en derredor de un personaje único: el padre. Durante la primera entrevista la presencia de la figura del padre es permanente, así como la ausencia de la figura de la madre es total. Cuando el analista señala esta diferencia e invita al analizando a que efectúe la descripción de la madre que ha sido omitida en su discurso, suele generalmente sorprenderse y tener respuestas tales como: “no sabría cómo describirla, si bien mi madre vive, para mí no existe”. O “para mí, mi madre es como un OVNI, un objeto volador no identificado. Entre ambos males me quedo sin dudarlo con mi padre”. El objeto de la adicción en el hijo operaría, por lo tanto, como un recurso a la vez infructuoso y desesperado, para alcanzar una cierta y transitoria espacialización  del cautiverio narcisista parental. I La simbiosis padre-hijo sería la resultante de una particular interacción entre los roles y funciones que ejercen cada uno de los integrantes dentro de una singular estructura familiar. Situación en la cual el padre ejerce gran atractivo sobre el hijo por sus constelaciones psicológicas particulares. Padre que solo se ama, en realidad, a sí mismo. No necesita amar. No necesita amar, sino ser amado y acepta al hijo que llene esta condición. Padre que tras la manifiesta omnipotencia encubre una insaciable necesidad de reaseguramiento narcisístico, creando para tal fin depositarios de veneración. El hijo no representa a Su Majestad el Bebé. En esta situación el Bebé Majestad es el padre que, al ser bebé, por ende no cumple funciones paternas. Es un padre en lo manifiesto que se presenta a sí mismo como objeto de idealización, atrincherándose en un rol unívoco para cumplir con el Yo ideal, adornado, como el infantil, con todas las perfecciones. El padre mismo no quiere renunciar a la perfección de su niñez, compitiendo por lo tanto con el narcisismo infantil del hijo, forzando a que  éste renuncie a su propio narcisismo. El padre se ofrece como objeto de idolatría y el hijo es colocado como sujeto de veneración creando un pacto, una alianza Dios-hijo. Esta relación vincular Padre Dios-Hijo venerador esperante instrumenta un engaño, conciente o no, subvirtiendo una situación para obtener fines distintos. Bajo la apariencia de dar al hijo, su objetivo es inverso: sacar al hijo. Es un dar que resta, que inmoviliza, posee y empobrece al hijo, es un dar que quita: el desquite, la venganza, la revancha. El padre, al ofrecerse como el “Gran liberador de las preocupaciones materiales y emocionales del hijo”, genera una relación compleja e indiscriminada. Esta alianza narcisística cierra el acceso del hijo hacia la búsqueda de la madre como objeto total. Es una relación dual padre-hijo que obtura el movimiento hacia la triangulación. Por ende, este padre no cumple con sus funciones paternas de dar acceso a la realidad, sino que activamente mantiene la simbiosis padre-hijo. Simbiosis que cabalga básicamente sobre el mecanismo de la desmentida. Desmentida de la primera simbiosis biológica y afectiva entre la madre y el hijo. Razón por la cual el padre compulsivamente necesita anular el rol de la madre ante el hijo para apropiarse de su maternidad con el fin de asumir él un rol bisexual. Este rol bisexual, “el Ma-Padre”, nos evoca a la figura de Zeus, el dios de los dioses griego que participó en la gestación y parto de Dionisio, llamado también Baco por los romanos. Personifica al dios de la viña, del vino y del delirio místico. Representa el arquetipo mítico de la adicción. Recordemos que Dionisio es hijo de Zeus y de Sémele. Sémele, amada por Zeus, le pidió que le mostrase en todo su poder, cosa que hizo el dios para complacerla pero, incapaz de resistir la visión de los relámpagos que rodeaban a su amante, cayó fulminada. Zeus se apresuró a extraerle el hijo que llevaba en el seno y que sólo estaba en el sexto mes de gestación. Lo cosió enseguida en su muslo y al llegar la hora del parto, lo sacó vivo y perfectamente formado. Era el pequeño Dionisio, el dios “nacido dos veces”. Las técnicas de robo del rol madre y del rol hijo son provocadas por las interferencias provenientes de los celos que despliega el Bebé-Papá-Majestad, generando un estado de ambigüedad en el vínculo madre-hijo. Esta ambigüedad le impide al hijo acceder a la consolidación de un objeto interno confiable, estable y sostenedor de una ilusión y vivificador de la misma. Estas técnicas de robo del rol materno pueden llegar a ser múltiples, en forma manifiesta o sutilmente latentes, dentro de la compleja red de la dinámica interpersonal, donde la madre ocupa un lugar secundario, como objeto parcial. Auxiliar, mediadora, pero nunca adquiere un carácter de existencia autónoma como madre-Sujeto, pues atentaría entonces contra la creación de la fantasía autosuficiente de un Padre Dios. Es necesario destacar que estas técnicas de robo del rol materno son, en múltiples casos, inducidas parcial o totalmente por la actitud de la propia madre, al no asumir ella misma su lugar adulto correspondiente. Colocándose a sí misma a la espera del reencuentro, para la satisfacción de su propio narcisismo, de un padre con características omnipotentes infantiles, adscribiéndose al grupo de los hijos como una hija más, para glorificar y temer al mismo tiempo al “Gran Papá”. El padre, contraidentificado con el deseo de la madre, ocupa por relleno los lugares abandonados por la mujer, reinstalándose, no por robo sino por ejercicio vicariante, la simbiosis paterno-filial. El abandono desde la madre de su rol diferenciado puede ser el producto de sus características psicológicas particulares manifestadas a través de inhibiciones y síntomas en el ejercicio de su feminidad y maternidad. Fomentado a su vez por la cultura actual que, a través de las nuevas condiciones de vida y en especial el progreso tecnológico, han influido sobre el psiquismo humano, mediante la “exacerbación cultural de los estados narcisistas” (Raquel Soifer). Con la consiguiente narcisización de los vínculos objetales de amor y de la confusión de los roles masculino-femenino. II El hijo queda, por ende, apresado dentro de esta red inextricable. Imposibilitado de liberarse de la implantación de este Dios que se apropia para sí mismo, de la autovaloración del hijo. Este queda sometido y empobrecido por las excesivas cargas de objeto que le son sustraídas en aras de mantener al objeto padre engañosamente como superior y protector. Incapacitado, entonces, para alcanzar él mismo su propio ideal, no consigue enriquecerse de nuevo por las satisfacciones logradas en los objetos y por el cumplimiento del ideal debido a que se halla subsumido dentro del padre. Sus logros no son vividos como propios sino como ofrendas para ensalzar al padre Dios. Se crea una relación centáurica, relación en la cual el padre representa la cabeza de un ser fabuloso y el hijo al cuerpo que lo continúa completándolo y viceversa. El hijo adherido a tal simbiosis se vive vedado en superarlo porque atentaría contra la fantasía del cuerpo fusionado de un dios continuado en un hijo eterno, acarreando el peligro de la ruptura del pacto que conduciría a fantasías de fragmentación, de descuartizamiento, de abandono y de muerte, de ambas partes comprometidas. “Con vos hijo no puedo vivir, sin vos hijo me muero”. Se crea por lo tanto una relación adicta de dependencia recíproca e irrefrenable. Entre el padre erigido como droga e inductor en el hijo de su fascinación narcisista adicta, permaneciendo ambos en un reconocimiento de báscula de intercambiabilidad de roles. La droga/adicción padre-hijo es una relación pasional a su vez amorosa y despótica, de temor y de sometimiento del sujeto al objeto. Objeto que inhibe el desplazamiento hacia otros objetos, deteniendo y reteniendo al sujeto y al objeto en una circularidad repetitiva y en una temporalidad singular. La estructura adictiva aparece en forma manifiesta o visible y en otras formas enmascaradas, unidas a diversos síntomas que operarían como sus equivalentes farmacológicos. Lo más visible sería la drogadicción, el alcoholismo, la obesidad, el tabaquismo. Existen sin embargo ciertos hábitos que presentan una cualidad compulsiva e irrefrenable; por ejemplo, la adicción a no poder dejar ninguna tarea o trabajo por cumplir. En este caso el sentido del trabajo guarda semejanza con aquel paciente que ingiere drogas en forma indiscriminada porque representa un recurso estructurante que deviene finalmente desestructurante. En este mismo sentido la adicción al psicoanálisis deviene un antiproceso analítico. El analizando tras la aparente colaboración a la asociación libre y a la escucha, se cosifica y cosifica al analista-droga para garantizar una unidad dual de inmortalidad con su analista, que prolonga indefinidamente el proceso analítico. III Resulta necesario aclarar la diferencia existente entre la simbiosis padre-hijo y el complejo paterno. Este término ha sido utilizado por Freud para designar una de las principales dimensiones del complejo de Edipo: la relación ambivalente hacia le padre. Las fantasías y las angustias que participan en su constitución se relacionan con la castración fálica. En la simbiosis Padre-hijo las fantasías y angustias intervinientes corresponden en cambio a las formas pre-fálicas de la angustia (angustia de separación y angustia de fragmentación), situándose por lo tanto dentro de una relación dual y no triangular. Pero, ¿qué sucede cuando la realidad material rompe este sistema especular del niño-hijo-eterno perpetuado en un Padre Dios? Es decir, cuando el propio hijo obtiene, a través del transcurso del tiempo, logros de crecimiento que son incluso socialmente valorados, conducentes a su individuación y reconocimiento como sujeto. Aparece una ruptura de la alianza, manifestándose en momentos confusionales de extrema y violenta agudeza, pues implica la destrucción de una instalación narcisística que desencadena las fantasías anteriormente descritas. Esto acontece durante la adolescencia por ser el momento privilegiado de la resignificación, del a posteriori, pues constituye una nueva etapa libidinal en donde se alcanza por vez primera la identidad sexual genital como un fenómeno psicológico, biológico y social. Período particular en el cual tanto el hijo como sus padres atraviesan al mismo tiempo la reestructuración en todas sus instancias psíquicas, durante un momento en que el territorio de su sentimiento de sí presenta máxima incertidumbre. Para lo cual ambas partes necesitan liberar sus batallas de ambivalencia para conquistar la requerida individuación mediante un proceso inevitable: el proceso del desafío. Utilizo el término desafío para designar el proceso de reestructuración permanente, que se presenta como un duelo entre dos sistemas en pugna. Entre el sistema narcisista intrasubjetivo y el sistema narcisista intersubjetivo parental. Este desafío instrumenta técnicas de enganche y desenganche que intervienen en la regulación de la complejidad narcisista. Al desafío, que se presenta como la inquietud que quiebra el silencio de las verdades congeladas de la lógica narcisista propia y parental, que al mismo tiempo que cuestiona lo establecido crea productos nuevos, lo denomino “desafío trófico” por estar signado por la pulsión de vida. El desafío trófico conduce al desenganche (a la discriminación y a la asunción de la incompletud narcisista en cada una de las partes comprometidas), promueve el crecimiento hacia la individuación. En cambio, el desafío fanático se halla signado por la pulsión de muerte, ya que a través de las provocaciones sado-masoquistas entre ambas partes aliadas, repite compulsivamente el reenganche entre ambos sistemas narcisistas. El sujeto permanece entretenido en una guerrilla de desgaste con los padres, para quedar finalmente detenido en una pseudo-individuación, en una prolongada e interminable adolescencia.

Concluyendo: la adicción es una de las manifestaciones del desafío tanático. Pone en evidencia a las situaciones pretéritas insuficientemente estructurantes a través de la resignificación de las angustias confusionales y de fragmentación, y denuncia una situación alienante actual, familiar y social. En donde la drogadicción y/o  sus subrogados actuarían como un último recurso desesperado y paradojal de una precaria estructuración psíquica.

Go on..

«SI X logra olvidar algo, no le sirve de nada mientras X TAL QUE X continue recordándoselo. Tiene que convencerla de que no lo haga. El modo más seguro no sería simplemente obligarla a callarse, sino convencerla de que lo olvidase ella también.

X puede influir sobre X TAL QUE X de muchas maneras. Puede hacer que se sienta culpable por sacar el asunto a relucir una y otra vez. Puede invalidar su experiencia. Esto se puede hacer de un modo más o menos radical. Podría indicar solamente que se trata de algo intrascendente o trivial, mientras que para X TAL QUE X es importante y significativo. Yendo más lejos, podria alterar la modalidad de su experiencia, convirtiéndola en imaginación en vez de recuerdo: ( ESO son imaginaciones tuyas. Más aún, podría invalidar el contenido: «ESO no fue así. Por último, puede invalidar no sólo el sentido, la modalidad y el contenido, sino incluso su propia capacidad de recordar, y, encima, infringirle culpa por ello.

Esto no es algo insólito. La gente le hace este tipo de cosas a los demás continuamente. Para que tales invalidaciones interpersonales funcionen, no obstante, es aconsejable recubrirlas con una espesa capa de mistificación. Por ejemplo, negando que uno esté haciendo eso, y anulando cualquier percepción de lo que está ocurriendo con imputaciones como: «¿De dónde sacas semejante cosa?», «Debes de estar paranoico/a, naciste así, toma la pastilla, el desequilibrio es inminente… Y así.»

De última fúmate un Jockey Suave por ahí el equilibrio justo

Casandra

Wuansuponetaim… El hombre, a conciencia, resignó lo más hermoso, su libertad. Su hábitat natural, poligamia natural: el afán de perpetuar su estirpe a través de la reproducción no aleatoria; para encastrar en articulaciones imperativas y así ser engranaje sodomizado por el imperio. A contramano, en detrimento propio y en absoluto cuantioso beneficio supernumerario fel Rey agorero. (no olvidemos que aún sigue siendo Mío Cid Exemplo’ heroico /siendo berreta algarabía Literatura insobornable. Adolescentes ajenos con el Don de la discreción como gran virtud generacional. Sortilegio que se convierte en barro y jamás serán yoriguas horizontes, ni utopías mediocres de los Licenciados Chaparrones.

Rodrigo Díaz de Vivar hurra! de todos los esclavos modernizados (pero esclavos con el aire acondicionado en 24)
Así, y en oxímoron de oratoria del amigo fiel y Hachi o Richard Gere y demás sinonimias paralelas … Cartera perdida por elección propia, porque billetera mató al humano procesal hoy Lílote mamífero… Ni siquiera llega a ¹animal por parecer jamás siendo ni recordando haber sido..
Por eso domesticó al perro. Ma» no iba a ser el único resignado infeliz. Hombre y mujer que rechazado están un infante humano siempre por sobre todo lo demás .,.(más ejemplo no tuve y aún la existencia sigue mostrando paso a paso y verbo a verbo cómo al niño le cupe su Sayo).
Siempre lo supe pero 100 departamentos me lo corroboran hoy: «pareja y perro sin niños».


Amenizando la función con explicaciones inverosímiles como » el lugar es muy pequeño», «el dueño no quiere», «si fuera un solo hijo sí» …. Es decir, dejó a un mellizo en refugio de perros, (porque pues cargado mi refugio de perros siento poca culpa ya que culpa no tengo y el rostro sin mascarada favorece nueva camada de espíritus con sueños qué no habrán de resignar nada) porque ven, porque sienten… porque a los bichos se remiten y no a los hechos; de la poca importancia que tiene un abuelo un día, un hermano mayor el día que él prefirió abandonar la promesa de la infancia ahogada en lágrimas de manantial y en la soledad espeluznante. «A Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante…»


Dichosa generación qué, paradójicamente se benefició con el abandono. No cargan con culpas, no cargan con vínculos, no le deben a nadie lo que a muchos, otrora nos han mentido metiendo comuniones, palos, piedras y humillaciones lo que, hoy no sabemos ni lo que somos… Bah Yo sí, pero bueno, se ve una excepción cómo atrocidad a veces como Eloísa y otras como bruja inquemable, pero por actitud política correcta, no por faltarle ganas a la RECUA de manual y cresta enhiesta.
Huyen del que por gracia de morir todas las noches, jamás le viene justa muerte alguna.

Basta de refugios. Hay que regresar a los animales a su hábitat, (ya que vos no tenés goibos), que hagan casonas y aldeas para los niños… Bah mejor sigan así … Apoyen un perro sin hablar sin poder transmitir un mensaje porque arroba equis e.com.carnaval.

Disputa despiértame en el ombligo porque no veo la finalidad de mis genes jamás recesivos porque lo que Natura non da Salamanca caño y boleo cielito records lo motivó a trepar alto hasta que a las monos se les vio el culito.

Saluda atte: La PITONISA

De las solicitudes de amistad de Caralibro

Podríamos clasificar las solicitudes de amistad en diversos niveles:

Level Guan: foto de perfil delata histriónica, picana para el planero, pero salvando las dos vidas de los fetos ingenieros.

Level Chú: foto de perfil dubitativa… Pero, ¡Zas!: Ver información: Los bolsos de López”; Gloria es todo para vos”, “Tropitango, catedral de la asignación”; “Amalia granata diputada”; Wanda nara que p*t*r*a que sos”.

Level Zri: foto de Orgullo Gay: (vacilando más para la diestra que para la siniestra)…+ Vas al muro, claro que abierto…»guiño erótico», no se van a enojar… Solidaridad con S.I.L.S.A (postal: presencia de Julián Weich, un partido de básquet con torsos deslizándose en Skate)
Inmediatamente: “libertad del Padre Grassi”, (prefiero un hogar para perros, y no para mocosos qué hacen capricho cuando el punto es tempestuoso)

Level fai: foto de perfil: puede variar entre V8, Hermética, Alma Fuerte -de preferencia Toro y Pampa -/ “Vamos Che”.Post: “Las de flequillo son las mejores peteras”
Video siguiente: ‘Si vas al juzgado así, sos inimputable hermano… en 10 días salís”(remix).

Actualmente hay un nivel sexto tambaleante hacia el nivel 7… 7 en sentido real… Individuos pertenecientes al género masculino, Natalia Natalia, cuyo tiempo de procreación es dubitativo. Necesitas tener la certeza respecto de su carácter sietemesino. De modo que sean libres de culpa y cargo por su incompleta Constitución física y psíquica, tal vez solo psíquica… Deberían inventar una máquina al estilo hg Wells que les permitiese regresar 2 meses más con el objetivo de ser completados en el útero de su madre otrora en un útero alquilado… Pululan exageradamente, a troche y moche, al unísono, en concomitancia, sin tregua, como maleta de loco, en demasía, en incontinencia, en atiborrada constancia; estos seres desprovistas del dobladillo de la pollera materna… Si no fuese por la ternura que suscitan generando mi compasión cuya inminencia desprovista de la conciencia que pueda yo tener a priori de los acaeceres que le competen a otro ser humano, irrumpir ya el lunes furioso desacato impropio de mi persona. Preguntas tales como: «cómo está el clima, qué estás por hacer, cuánto falta para Navidad, me regalaron un sacacorcho decoroso en forma de motocicleta,» (dato no menor: tales respuestas no son tales ya que jamás respondo un hola sos pena responden a la chacota. Ponen en plano primogénito a la figura maternal… Este colectivo de desamparados no tiene como fin del sustantivo colectivo una definición categórica. Mi oferta se direcciona a los Pollerudos Sietemesinos.

Dejo de lado los niveles evidentes y por tanto, olvidados en suspende…
Entiéndase por ello: un collage Musulmán en imágenes más berretas que la de Ñoño perdiendo voluptuosidad. Senegaleses que sin la humillación aquí, en Cipayina: paño de gamuza, anillos de oro (peruano) ,lentes y rosarios; profecía autocumplida del negro de WhatsApp, que atisba erraticamente a sexo femenino cuando contrariamente, al masculino se empañan los lentes. (Nota: qué fijación tenían maigottt, nuca al soplete limpio…


Mugriers, Rugbiers, Monzones, Skinner’s, misóginos encubiertos “qué esperan la ambigüedad de algún posteo, para dedicarme un insulto en compañía de su bulto” . Adictios a la testosterona, a los anabólicos; en etapa presilabica… ejercitando la mandíbula, a mí me da (mezcla de cara de Chayanne más Hannibal Lecter. Cara de escuadra. Socios vitalicios de algún gimnasio ,que le permite estar a la intemperie y disfrutar de nalgas que no se limiten a la de pragama foto filtro…
Fotos imágenes cliché sexuales, talante Christian Sancho* no se confunda con Sancho panza* , también es chasco sin quijotearse


Están invitados a agregar algún nivel, si desean criticar, aún a esta redactora de nivel inicial: pueden hacerme bullying. Luego yo les dedico lo suyo.; O bien a qué estereotipo habrían de pertenecer; y si no cuopen en el sayo de lo presupuestos, de pertenecer estereotipo he de pertenecer…les adjudica de uno pero seriamente diagramado para el individuo en cuestión.
… Si es que pertenezco a un estereotipo, y soy de línea Taylorista y… tristemente es un N..N, UNA INCÓGNITA; cómo primera confirmación pongo lo mas valioso: la palabra lo que a muchos les sobra oiebwqmmm les importa más en un la promesa de la cumplimentación. nlinoalana Muéstrenme ese prisma. ( O el nivel que ustedes quieran)

Arte, Chivo expiatorio.

Exposición de Egon Schiele en el Guggenheim

Sobre las niñas Chivo expiatorio
La espectacular exposición del expresionista austriaco, Egon Schiele, seguirá en el museo Guggenheim Allí, encontramos un centenar de dibujos, acuarelas y fotografías procedentes del Albertina Museum, Viena.


En su obra, interrumpida por su temprana muerte a los 28 años de edad, podemos apreciar la evolución del artista en sus diferentes etapas. Su producción comenzó durante su formación en Viena, donde la influencia de artistas, como Gustav Klimt, es obvia. Poco a poco su ruptura con las corrientes naturalistas van dejando paso a la fuerza del color que expresa por sí mismo y a nuevos y desconcertantes motivos como el desnudo erótico explícito o los retratos a niños.

Pese a su corta vida y a los poco más de diez años de actividad artística autónoma (1908-1918), Egon Schiele dejó tras de sí una obra sorprendentemente rica que comprende, sin contar sus cuadernos de bocetos, más de 2.500 obras sobre papel y más de 330 pinturas sobre madera o lienzo. Al contrario, por ejemplo, que Gustav Klimt (1862-1918), que únicamente hacía dibujos a modo de bocetos o borradores para sus pinturas Schiele da a sus trabajos en papel la categoría de obras de arte. De hecho, sus dibujos constan de una mayor libertad y expresividad que su obra pictórica.



Egon Schiele desarrolló una forma muy personal y característica en la utilización decorativa de las superficies planas o las fluidas líneas ornamentales del estilo de la Secesión vienesa. El expresionista lenguaje corporal, los gestos y la mímica responden a la influencia de la fotografía documental de medicina que documenta la histeria en mujeres, pacientes del doctor Jean-Martin Charcot de La Salpêtrière en París o la inspiración por parte de la fotografía erótica del estudio de Otto Schmidt. En su obra, el artista austriaco devuelve al desnudo femenino y a otras temáticas como el cuerpo enfermo o la desintegración patológica de la personalidad, un nuevo y diferente protagonismo en el arte. Otras influencias presentes en la obra de Schiele son la Teosofía y el espiritismo, junto a las fotografías de fantasmas como evidencia de la propia mortalidad. Ejemplo de ello son las aureolas blancas que rodean muchas de sus figuras como “luz que emana de los cuerpos”.



Schiele consiguió, tras su muerte, un gran reconocimiento internacional convirtiéndose en uno de los artistas más significativos del siglo XX.

LA SOMBRA COLECTIVA

El mundo se ha convertido en el escenario de la sombra colectiva.
La sombra colectiva -la maldad humana- reclama por doquier nuestra atención: vocifera desde los titulares de los quioscos; deambula desamparada por nuestra cotidianeidad. SE instala. Emite triunfo desde las entidades financieras; alimenta la sed de poder de los políticos y corrompe nuestro sistema judicial; conduce ejércitos invasores hasta lo más profundo

De la jungla, obliga a atravesar las arenas del desierto; trafica vendiendo armas a enloquecidos líderes y entrega los beneficios a insurrectos reaccionarios; poluciona nuestros ríos y nuestros océanos y envenena nuestros alimentos con pesticidas invisibles.Estas consideraciones no son el resultado de un nuevo fundamentalismo basado en una actualizada versión bíblica de la realidad. Nuestra época nos ha forzado a ser testigos de este dantesco espectáculo. No hay modo de eludir el espantoso y sombrío fantasma invocado por la corrupción política, el fanatismo terrorista y los criminales de cuello blanco. Nuestro apetito interno de totalidad -patente ahora más que nunca en el sofisticado engranaje de la comunicación global- nos exige hacer frente a la conflictiva hipocresía que se extiende por doquier. De este modo, mientras que muchos individuos y grupos viven los aspectos socialmente más benignos de la existencia otros, en cambio, padecen sus facetas más desagradables y terminan convirtiéndose en el objeto de las proyecciones grupales negativas de sombra colectiva (véase sino fenómenos tales como la caza de brujas, el racismo o el proceso de creación de enemigos, por ejemplo). Así, para el anticomunismo norteamericano la Unión Soviética es el imperio del mal mientras que los musulmanes consideran que los Estados Unidos encarnan el poder de Satán; según los nazis los judíos son sabandijas bolcheviques, en opinión de los monjes cristianos las brujas están aliadas con el diablo y para los defensores sudafricanos del appartheid y para los miembros del Ku Klux Klan los negros no son seres humanos y, por tanto, no merecen los derechos y los privilegios de los que gozan los blancos.


El poder hipnótico y la naturaleza contagiosa de estas intensas emociones resulta evidente en la expansión de la persecución racial, la violencia religiosa y las tácticas propias de la caza de brujas. Es como si unos seres humanos ataviados con sombrero blanco intentaran deshumanizar a quienes no lo llevan para justificarse a sí mismos y terminar convenciéndose de que exterminarlos no significa, en realidad, matar seres humanos. A lo largo de la historia la sombra ha aparecido ante la imaginación del ser humano asumiendo aspectos tan diversos como, por ejemplo, un monstruo, un dragón, Frankenstein, una ballena blanca, un extraterrestre o alguien tan ruin que difícilmente podemos identificarnos con él y que rechazamos como si de la Gorgona se tratara.

Uno de las principales finalidades de la literatura y del arte ha sido la de mostrar el aspecto oscuro de la naturaleza humana. Como dijo Nietzsche: «El arte impide que muramos de realidad». Cuando utilizamos el arte o los medios de difusión de masas -incluida la propaganda política- para
referirnos a alguien y convertirlo en un diablo, estamos intentando debilitar sus defensas y adquirir poder sobre él. Esto podría ayudarnos a comprender la plaga del belicismo y del fanatismo religioso puesto que el rechazo o la atracción por la violencia y el caos de nuestro mundo nos lleva a convertir mentalmente a los demás en los depositarios del mal y los enemigos de la civilización.

El fenómeno de la proyección también puede dar cuenta de la enorme popularidad de las novelas y de las películas de terror ya que, de ese modo, la representación vicaria de la sombra nos permite reactivar y quizás liberar nuestros impulsos más perversos en el entorno seguro que nos ofrece un libro o una sala cinematográfica.
Los cuentos para niños suelen referirse a la lucha entre las fuerzas del bien -ejemplificadas por las hadas- y las fuerzas del mal -representadas por espantosos demonios-. De este modo los niños suelen ser iniciados en el fenómeno de la sombra superando de manera vicaria las pruebas que deben afrontar sus héroes y sus heroínas, aprendiendo así las pautas universales del destino del ser humano.

La censura actual se debate en el campo de los medios de comunicación de masas y de la música pero quienes se aprestan a silenciar la voz de la oscuridad no alcanzan a comprender nuestra urgente necesidad de escucharla. Así, si bien los censores se esfuerzan denodadamente en reescribir La Caperucita Roja para que ésta no termine siendo devorada por el lobo ignoran, por otra parte, que de ese modo lo único que consiguen es ENTORPECER el camino para que los niños AFRONTEN el mal con el que necesariamente deberán tropezar a lo largo de su vida.


Cada FAMILIA, al igual que cada sociedad, tiene sus propios tabús, sus facetas ocultas.LA SOMBRA FAMILIAR engloba todos aquellos sentimientos y acciones que la conciencia vigíl de la familia considerase amenazadoras para su propia imagen y, consecuentemente, rechaza.

Para una HONRADA y CONSERVADORA FAMILIA cristiana puede tratarse de la adicción a la bebida o del hecho de casarse con alguien perteneciente a otra confesión religiosa; para una familia atea y liberal, en cambio, quizás se trate de las relaciones homosexuales, por ejemplo. En nuestra sociedad los malos tratos conyugales y el abuso infantil, oculto hasta hace poco en la sombra de la familia, emerge hoy en proporciones epidémicas a la luz del día.

El LADO OSCURO DE LA SOMBRA NO CONSTITUYE una adquisición evolutiva reciente fruto de la civilización y de la educación, sino que hunde sus raíces en la sombra biológica que se asienta en nuestras mismas CÉLULAS. A fin de cuentas, nuestros ancestros animales consiguieron sobrevivir gracias a sus uñas y sus dientes. Nuestra bestia -aunque se mantenga enjaulada la mayor parte del tiempo- permanece todavía
viva.

Muchos antropólogos y sociobiólogos creen que la maldad humana es el resultado de refrenar nuestra agresividad, de elegir la cultura sobre la naturaleza y de perder el contacto con nuestro estado salvaje.

En esta línea; el médico y antropólogo Melvin Konner cuenta en The Tangled Wing la historia de aquel hombre que fue al zoológico y acercándose a un cartel que decía «El Animal Más Peligroso de la Tierra» descubrió asombrado QUE SE HALLABA ANTE UN ESPEJO…

LA DANZA DEL INFORTUNIO 🎶 (¹guiño, guiño)

EL ORIGEN DEL AMOR Y DEL ODIO A NIVEL DEL SUJETO

Teoría objetal del amor del desarrollo temprano.

En la esfera del sujeto, el amor tendría su origen en el ámbito del narcisismo primario, el cual es un movimiento pulsional que emerge desde el nacimiento, o incluso antes, y que engloba tanto al sujeto como a su ambiente. Para estas etapas tempranas, el objeto se puede definir como aquello por lo quey en tomo a lo que un sujeto
organiza su psiquismo ontogenéticamente.

A lo largo de la organización del
psiquismo y de la vida del sujeto, las
…catexias y contracatexias narcisistas y objetalcs originan diferentes equilibrios económicos, que caracterizan en cada momento la estructura psíquica del individuo. El juego de las catexias y las contracatexias induce, a nivel de los comportamientos y las vivencias conscientes, unos modos de ordenación
llamados «formaciones reactivas», y un ejemplo perfectamente ilustrativo es el de la desgana que sustituye al apetito y al deseo … (Kestemberg, 1976:263).


Desde una perspectiva ontogenética, el psiquismo se caracteriza por un estado de dependencia vital del recién nacido respecto a su ambiente, y por la confusión del lactante entre lo que le viene de afuera y lo que proviene del interior. Por lo tanto, es a nivel de su
cuerpo donde se organizan las actividades de sus instintos en sus
modalidades psíquicas. Aunque el ambiente exista antes que el individuo, para que este llegue a reconocerlo, debe antes percibirlo.

Igual pasará con la madre, esta no existirá hasta el momento en que
pueda percibirla fuera de sí mismo. En el instante en el que puede emerger del mundo cerrado de los estímulos endógenos, podrá reconocerse también a sí mismo como diferente en relación con lo que le rodea. Las imagos serán, entonces, las primeras representaciones de gratificación y de frustración. Y será aquí, durante cierto tiempo, donde niños y niñas organizarán sus fantasías inconscientes. Solo tardíamente, según lo dice Kesternberg (1976:266), en el
transcurso de los primeros meses de la vida, es que se organizarán las relaciones objetales, surgiendo como entidades separadas el ambiente, por un lado; y el sujeto, por el otro. Este proceso solo es
posible si el menor en crecimiento recibe por parte de su madre, una mezcla de tutela y de paulatino adiestramiento en el abandono, y que finalmente producirá un sólido aguerrimiento frente a la soledad.
Este amor primigenio es fundamentalmente el deseo y la esperanza de ser amado, y cuando ha sido satisfecho durante esta primera
etapa del desarrollo psicosexual, permite la construcción de la mismidad y activa la llamada «zona de tres» (o dimensión edipal).

Para Jeammet (1989: 122), amar es desear poseer el objeto y como nunca se puede conseguir de forma total, a lo largo del desarrollo se llega a descubrir como solución la de intentar ser el objeto amado, para así poder llevarlo dentro de sí mismo, aunque sin perder la propia identidad.

La capacidad normal de enamorarse, y de permanecer enamorado, requiere, por consiguiente, de que se hayan cumplido dos etapas principales del desarrollo: una primera etapa, en la cual la capacidad temprana de estimulación de las zonas erógenas (sobre todo orales y cutáneas), se integre con la ulterior capacidad de establecer relaciones objetales totales; y una segunda etapa, en la que el goce
genital pleno incorpora el anterior erotismo de la superficie corporal
en el contexto de una relación objetal total, incluyendo una identificación sexual complementaria (Kernberg, 1988: 153).

LO EXTRAÑO: Lo extraño es aquello que no es la madre y por eso aparece el miedo. Este será raíz para ulteriores agresividades, pues aquello a lo que se teme es identificado con lo malo y si se es fuerte, deberá ser combatido y destruido. El odio y la violencia aparecen como remedios contra el miedo. Aunque el miedo a lo extraño puede ser superado a través de la fascinación que simultáneamente suscita, pues en este se encuentra la oportunidad para obtener aquello que lo propio no puede dar.
En la representación del extraño se proyectan todos los monstruos propios, produciendo como ganancia el sentir lo propio como completamente bueno.

Con el solo fin de hacerme la chistosa.

¹- Referente a la Danza de la fortuna, emitido por canal 7 durante las décadas del 80 y 90. A cargo del conductor Riverito.