«No bombardeen Buenos Aires»



En el transcurso del conflicto bélico desatado por el gobierno de facto cívico militar, encabezado por Leopoldo Galtieri, y la líder del Partido Conservador de Gran Bretaña Margaret Thatcher, fue que el Charly García compuso su primer álbum como solista: Yendo de la cama al living.
La elección de ese nombre para el disco por parte de García no es casual. En una primera instancia el título remite a la idea de un encierro o de un aislamiento social por parte de Charly. Tras los años de dictadura que sumergieron a la sociedad en un temor constante debido a la violación sistemática de los derechos humanos, cimentada en la desaparición,tortura y asesinato de todas aquellas personas que se oponían al régimen militar, García se encuentra “yendo de la cama al living” por el hartazgo que le producía el clima social de opresión que reinaba en la Argentina. El nombre del álbum es en cierta manera el testimonio del exilio interior por el cual Charly se encontraba transitando (Zariello, 2016) en un contexto donde todas las variedades de expresiones artísticas eran filtradas o censuradas por la dictadura.
Yendo de la cama al living hace su aparición en octubre de 1982 y rápidamente se transforma en una las obras artísticas más importantes de principios de la década de 1980 en Argentina. El disco fue presentado en el Estadio Ferrocarril Oeste en un recital al que asistieron 25 mil personas en diciembre de 1982.


En cuanto al aspecto comercial el álbum fue un éxito ya que llegó al puesto número uno en las listas de los rankings musicales en Argentina y varios países de América Latina. Años más tarde, la prestigiosa revista de rock and roll Rolling Stone ubicaría al álbum entre los treinta mejores discos del rock argentino.

El análisis de Yendo de la cama al living desde el campo de estudios de la comunicación no tiene la intención de reducirse solamente a datos comerciales sobre las ventas del álbum, sino que debe intenta poner en escena la importancia de una obra artística referencial del rock argentino que nos lleve a hacernos la pregunta por el poder en tiempo en los tiempos de la dictadura cívico militar. Es por esto que el siguiente trabajo pone en tensión y relación la producción musical de Charly García con el Estado.

A principio de la década de 1980 las nuevas tendencias musicales llegaban desde Londres y New York a través del post punk, la new wave, el punk y la música disco. Las bandas emblemáticas que lideraban estas corrientes eran The Clash, The Police y Sex Pistols, entre otras. Mientras tanto en Argentina, Charly García comienza a adaptarse a estas nuevas influencias musicales separándose del grupo musical Serú Girán que conformaba junto a Pedro Aznar, David Lebón y Oscar Moro. De esta manera, Yendo de la cama al living es el punto de partida musical, conceptual y estético de García en las nuevas tendencias. Esta mutación artística hacia nuevas perspectivas musicales y hacia la figura del solista en Charly García se dio en un momento de transición que no solamente fue personal, sino que se puede pensar dentro de un tiempo en el cual la dictadura cívico militar se encausó en un escenario desacreditación y reprobación por parte de la sociedad argentina luego de la derrota bélica ante el ejército de Gran Bretaña en la Guerra de las Islas Malvinas.

La derrota de la Junta Militar en las Islas Malvinas en 1982 fue el comienzo del retorno de la democracia que finalmente se concretaría en el año posterior. La mutación no solamente era desarrollada por García sino que la sociedad argentina se encontraba en una sinergia similar. El repudio y la exigencia del fin de la dictadura cívico militar, que se materializaba en la realización de movilizaciones en las calles, da cuenta del paso hacia la democracia.

El álbum de Charly es connotativo de la transición de la dictadura a la democracia. A lo largo de la lista de reproducción del disco se destacan títulos como “No bombardeen Buenos Aires”, “Vos también estabas verde”, “Yo no quiero volverme tan loco” e “Inconsciente Colectivo”. Estas composiciones son atravesadas por el factor común de la denuncia social y política en sus letras por parte de Charly García, que entre tantas idas y vueltas de la cama al living, se expresaba exigiendo el fin del clima no político que la dictadura dejaba impregnado en la sociedad tras ocho años de mantenerse en el poder.

Si bien todas las canciones del disco hacen alusión al contexto que se vivía en Argentina los últimos meses que la dictadura se mantuvo en el poder tras la derrota en las Islas Malvinas, “No bombardeen Buenos Aires” tal vez sea la pista que dé cuenta de forma más explícita que Yendo de la cama al living se produjo en el transcurso del conflicto bélico:

No bombardeen buenos aires
No nos podemos defender.
Los pibes de mi barrio se escondieron en los caños
Espían al cielo
Usan cascos, curten mambos Escuchando a clash.
Estoy temiendo al rubio ahora
No sé a quién temeré después.
Terror y desconfianza por los juegos
Por las tranzas, por las canas
Por las panzas, por las ansias
Por las rancias cunas de poder

Estas estrofas dan cuenta de una forma muy acabada del posicionamiento de Charly García pidiendo por el cese del fuego en el archipiélago de Argentina y al mismo tiempo hace referencia a “los pibes de mi barrio se escondieron en los caños”. Esta última oración nos introduce a pensar el rol de la juventud en el transcurso de la Guerra de Malvinas y los años de la dictadura cívico militar.



Hay que tener en cuenta que una gran proporción de las 30 mil personas desaparecidas, torturadas y asesinadas durante la dictadura fueron jóvenes que llevaron adelante distintas formas de participación política en la sociedad, ya sea a través de la militancia en partidos políticos, sindicatos o con ayuda social en los barrios más vulnerables en sus condiciones materiales. La dictadura siguió llevando adelante sus acciones que vulneraron todos los derechos humanos para las juventudes durante ocho años y la Guerra de Malvinas no fue la excepción a las políticas genocidas. Las tropas argentinas se encontraban compuestas por miles de jóvenes que terminaban de transitar por el Servicio Militar Obligatorio y que fueron enviados al frente de batalla sin ningún tipo de experiencia previa en combate. En la guerra 649 soldados perdieron la vida de los cuales 256 eran jóvenes de temprana edad. Con el paso de los años se conocieron a través de denuncias periodísticas los maltratos y abusos que sufrieron los jóvenes soldados por parte de sus superiores en las islas.

Asimismo la canción “No bombardeen Buenos Aires” resulta crucial para su análisis ya que se plasma en su letra el ambiente social en el año 1982, no solamente haciendo alusión a la guerra sino al temor en un momento donde las nuevas tendencias artísticas y culturales llegaban a Buenos Aires. Charly García menciona a la banda británica de punk The Clash y posteriormente hace referencia al temor: “estoy temiendo al rubio ahora, no sé a quién temeré después”. La referencia “al rubio” puede interpretarse como una mención al ex capitán de la. A comienzos de la década de 1980 Charly García era resistido en ciertos ambientes musicales, como por ejemplo el circuito del punk que se congregaba en el Bar Einstein de Capital Federal. Una vez García fue al baño del lugar, cuando unos jóvenes lo increparon y le preguntaron qué hacía allí, Charly respondió defendiéndose con “loco, ayer estuve con los Clash”.fragata armada, Alfredo Astiz, conocido como el ángel rubio de la muerte, que durante la dictadura tenía la tarea de infiltrarse en las organizaciones políticas y de derechos humanos como un espía.


“No bombardeen Buenos Aires” pareciera tener más de una conexión en el sentido de su letra en donde confluyen aspectos estéticos de corrientes artísticas modernas, relacionados con la juventud, y el ambiente impregnado por la falta de la libertad de expresión. El temor al ángel rubio también se puede entender como el miedo a la dictadura, puesto que Astiz era un representante de las violaciones a los derechos humanos que las Juntas Militares llevaron adelante. Mientras que la mención a los jóvenes pareciera ser uno de los primeros testimonios artísticos que señala y denuncia cómo la dictadura persiguió, desapareció, torturó y asesinó a la juventud durante ocho años por el simple hecho de llevar algún tipo de actividad ligada al compromiso social. Sin embargo, la frase “no sé a quién temeré después” pareciera ser una fotografía de cómo se vivía aquellos tiempos para Charly García: “Yo en esa época no salía. Iba de la cama al living y no era el único(…) Me acuerdo de ver desde el balcón ventanitas a las cinco de la mañana que se prendían. Como que toda la ciudad estaba desierta pero pasaban cosas adentro, como claustrofobia.”



El año 1982 estuvo marcado por el fracaso de la Junta Militar en las Islas Malvinas lo que conllevó a su desprestigio ante la sociedad que exigía elecciones de forma inmediata. De esta forma, se iniciaba el lento camino hacia la restauración del orden democrático. Mientras tanto, Charly García se adaptaba a los nuevos tiempos posmodernos cortándose el pelo, con uno de esos raros peinados nuevos de los cuales se declaró fanático, y empezando a tocar la guitarra eléctrica. De esta forma, García dejaba totalmente atrás en términos de producción artística y simbólica su pasado de la década del 70: ya no era más el joven que junto a Nito Mestre daba forma a Sui Generis o el de Serú Girán.

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