
Piezas fundamentales en cuanto a tenor artístico que, sin embargo, carecen de sobreexposición y popularidad. De líricas profundas y complejidad en las composiciones, conforman así una amalgama identitaria de los verdaderos fanáticos de la banda.
TIME IS ON MY SIDE – 1964.
Una buena muestra de lo que fueron los inicios stoneanos, con discos íntegramente formados por versiones de temas conocidos y menos conocidos como su influencia primigenia: el blues estadounidense. En esta ocasión, Sus Satánicas Majestades tomaron prestada una canción popularizada por la gospeliana Irma Thomas un año antes. Esta faceta se caracteriza por la preponderancia del atributo melódico distintivo y propio de la época, con una apasionada interpretación de Jagger, que preludiaba lo que estaba por venir, y una magnífica guitarra de Richards. Su primera entrada fue en el Billboard estadounidense (llegó al número 6) y, sobre todo, un tema magnífico, toda tensión y sensualidad.
UNDER MY THUMB – 1966
Seguramente su inclusión como ‘joya oculta’ pueda ser discutible, puesto que es una de las indiscutibles canciones ‘top» de los Stones, pero ninguna lista recopilatoria de los Stones puede estar completa con la ausencia de un tema tan definitivo. Perteneciente al álbum ‘Aftermath’, pese a no ser lanzada como single nada más que en Japón, ‘Under my Thumb’ pronto se convirtió en uno de los puntales del repertorio stoneano y uno de los emblemas del crecimiento de Jagger y Richards como compositores. No es de extrañar, un ritmo embriagador y exótico, no muy lejano al soul que ya disfrutaba de su esplendor en EE.UU (había un señor por allí llamado Otis Redding partiendo la pana) sirve de colchón perfecto para una descarnada y enérgica interpretación de Jagger, que canta una letra de autoafirmación sexual en la que se jacta de haber doblegado los aires de superioridad del objetivo femenino, una letra que levantó no pocas ampollas en el creciente movimiento feminista de aquella época. Tristemente, ‘Under my Thumb’ también se convirtió en célebre por ser el tema que la banda tocaba cuando ocurrió la simbólica muerte de Meredith Hunter en el Festival de Altamont (y no ‘Simpathy for the Devil’ como cree la mayoría de la gente).
MOTHER’S LITTLE HELPER –1966
Otra gran muestra del crecimiento de la banda en ‘Aftermath’. Imbuidos del espíritu de la época, en medio de la fiebre experimentadora del principio de la segunda mitad de los años sesenta, The Rolling Stones, con el malogrado Brian Jones liderando este empeño, no dudaron en dejarse llevar y aplicar instrumentos orientales como el sitar (aquí simulado con una guitarra). El ejemplo paradigmático es ‘Paint it Black’. Más pop y ligera, pero igual de virtuosa a la hora de fusionar lo occidental y lo oriental es este punzante recordatorio de las sombras de la sociedad británica bienpensante de la época y las ‘sustancias’ a las que recurrían las amas de casa para soportar su triste carga de trabajo.
SWAY – 1971
Sin duda alguna, se trata de un álbum excelso de The Rolling Stones, ‘Sticky Fingers’ que, debido a tal atributo, algunas canciones magistrales se han desdibujado por preponderancia de otras, quedado en un plano anodino para la vox populi. Uno de esos casos es ‘Sway’, un magnífico blues que suena imponente, con esa mágica producción de Jimmy Miller, y que demuestra la solidez musical que alcanzaron los Stones con el enorme guitarrista Mick Taylor, que siempre ha reclamado la coautoría de este tema, que se desliza simple, gloriosamente desnudo hasta un portentoso final en el que un solo de Taylor se entremezcla con el piano y la sección de cuerda y hacen que acabe por todo lo alto. Una joya a recuperar, sin duda.
CAN’T YOU HEAR ME KNOCKING – 1971
‘Can’t you Hear me Knocking’ no fue un single famoso ni es la más reclamada por la masa en sus conciertos, sin embargo, para mucho de sus seguidores acérrimos es una las diez mejores canciones de la banda y probablemente de las tres o cuatro mejor conseguidas a nivel técnico. Un gran riff bluesero de Richards, no muy lejano al de ‘Sway’, da inicio a la canción, engrandecida por unos magníficos coros en el estribillo, hasta que el panorama cambia y el tema se vuelve instrumental, con un gran solo de saxo de Bobby Keys apoyado por unas congas que le dan un irresistible sabor latino (innegable es la influencia del en aquel año ya consolidado Santana), uniéndose poco después para completar la fiesta Mick Taylor (sí, el mejor guitarrista que nunca haya pasado por el grupo). Una canción portentosa, de cuando todo parecía posible.
ROCKS OFF – 1972
Pocas canciones pueden definir el rock’n’roll tan bien como la que abría otra de las obras maestras de los Stones, ‘Exile on Main Street’. Perfecto aperitivo del álbum, un rock trepidante, con la producción sucia pero llena de ‘feeling’ que caracteriza a ese disco, el perfecto riff de Richards, el omnipresente piano del gran Nicky Hopkins, los desgarradores gritos de Jagger y el color que le da la sección de metales comandada por Bobby Keys configuran una de esas canciones que hay que escuchar antes de morir si te haces llamar rockero.
AIN’T TOO PROUD TO BEG – 1974
Ya a estas alturas, mediados de los 70, The Rolling Stones ya no echaban mano continuamente de versiones como hacían en sus inicios. Sin embargo, sí era habitual que homenajearan a algunas de sus canciones favoritas de la época en cada disco. Este es el caso de ‘Ain’t too proud to beg’, un éxito de los míticos The Temptations en el que los Stones hacen su aproximación más fiel al soul. La ‘rockerización’ de la canción es pèrfecta, llena de vigor y ritmo, convirtiéndose en uno de los momentos álgidos de uno de sus discos clásicos. ‘It’s Only Rock’n’Roll’.
RESPECTABLE – 1978
En pleno esplendor del punk, The Rolling Stones fueron uno de los ‘viejos dinosaurios’ que mejor se adaptaron a las circunstancias. ‘Some Girls’, quizá la última obra maestra stoniana, contiene varios guiños al género preferido por Johnny Rotten pero pocos tan evidentes como ‘Respectable’, una sátira sobre una mujer que quiere olvidar su origen humilde y entrar en la alta sociedad, en la que el grupo aceleró el ritmo sin renunciar al más genuino rock’n’roll, logrando como resultado una canción de lo más vibrante que nunca fue mejor definida que con esta aseveración de Jagger: «punk meets Chuck Berry». Pues eso.
NEIGHBOURS – 1981
‘Tatto You’ fue una inmejorable manera (e insuperada después) para los Stones de entrar en la década de los 80. Lejos de adocenarse, Sus Satánicas Majestades nos entregaban un álbum plenamente vigoroso, volviendo a ocupar el trono del rock’n’roll, conjugando como nadie madurez con espíritu joven. Una muestra irrefutable es este rock’n’roll simple y rápido pero que con esa divertida letras sobre las peleas de Richards con sus vecinos, el clásico empuje de Charlie Watts a la batería y ese vertiginoso saxo de Sonny Rollins se convierte en toda una delicia.
ROCK AND A HARD PLACE – 1989
A pesar de que fue un álbum con grandes críticas en su lanzamiento, pocos reivindican hoy en día ‘Steel Wheels’, en mi opinión un gran disco y el segundo mejor de los Stones en los 80. Se trata de un álbum muy variado pero siempre he tenido debilidad por el que fue su segundo single, ‘Rock and a Hard Place’, una de esas canciones con las que la banda quiere introducirse en la música que se lleva en ese momento. Aquí lo logran plenamente con una base funky, un riff tremendamente vigoroso y trepidante y unos coros femeninos que contribuyen a lo que en realidad es: un gigantesco ‘hit’ bailable que confirmaba la versatilidad de la banda.
2000 LIGHT YEARS FROM HOME – 1967
Es un consenso ya generalizado el que dicta que ‘Their Satanic Majesties Request’ es un álbum fallido. La banda veía como en apenas unos meses varios grupos le habían adelantado por la derecha y se habían adentrado con éxito en la psicodelia, entre ellos The Beatles y The Beach Boys, y quisieron ser parte de la música más ‘cool’ de aquel momento. Una decisión un tanto forzada que dejaría al susodicho disco entre lo menos destacable de la gloriosa década de los 60 stoniana. Pero siempre hay excepciones y, sin duda, ‘2000 Light Years from Home’ es una de las más sonadas. El más logrado intento psicodélico del grupo es una canción lánguida, misteriosa, guiada por el mellotron de un entusiasmado Brian Jones, que veía recompensadas sus ansias experimentales, unos atractivos juegos de guitarra y una letra espacial, precursora de futuras maravillas como el ‘Space Oddity’ de David Bowie. Un largo viaje en apenas cinco minutos. Disfrútenlo,
DANDELION – 1967
Si los años 60 es la época de esplendor del pop, The Rolling Stones no podían estar fuera del invento y grabaron pocas pero grandiosas muestras del género, sin nada que envidiar a colosos como The Beatles, The Kinks o incluso a nombres menos legendarios pero tan enjundiosos como Lovin’ Spoonful. ‘Dandelion’ es eso, puro pop. Una canción tremendamente vitalista, con un estribillo adictivo a más no poder y el clavicordio omnipresente de Nicky Hopkins. Una verdadera maravilla poco conocida incluso entre algunos fans de los Stones que curiosamente tiene una versión de 1966… ¡cantada por Keith Richards! (nunca me habría imaginado a Keefe en tesituras tan poppies). Y los rumores apuntan a que los Beatles intervinieron en los coros del tema, al igual que hicieran en la que fuera la cara A del single en el que vio la luz nuestra canción, ‘We Love You’. Sea como sea, escuchen esta canción y parecerá que regresa la primavera.
LET’S SPEND THE NIGHT TOGETHER – 1967
Perfecta muestra de la simbiosis perfecta entre el pop más clásico y el rock característico de los Stones, ‘Let’s Spend the Night Together’ permanece como uno de los grandes clásicos sesentosos de la banda y se ha asentado como una habitual en las últimas giras. No es para menos. La canción, propulsada desde su inicio por los coros que no paran de repetir «la, la,la» y el piano de Jack Nitzsche, comienza potente pero va ganando más y más intensidad con un estribillo ejemplar, con el Jagger más lascivo cantando con maestría una letra de lo más explícita (y que causó y sigue causando problemas de censura al grupo) y un progresivo endurecimiento que al final sitúa la canción en el más puro rock‘n’roll. Bowie lanzó una buena versión en 1973, pero la canción de los Stones es sencillamente inigualable.
MIDNIGHT RAMBLER – 1969
Estamos en 1969. Los Rolling Stones han dejado atrás sus inicios y sus titubeos y ya han consolidado su sonido, dejando atrás la muerte del siempre recordado Brian Jones. Ya no hay coqueteos con el pop, los Stones se han decantado por el rock y, sobre todo, por los sonidos americanos. El blues siempre ha estado ahí pero en esta época vuelve a colocarse en primer plano en el imaginario stoniano. Mick Jagger y Keith Richards juguetean con una guitarra y una harmónica durante una estancia en Italia, parece que hay algo sobre lo que se puede trabajar, los dos siguen tocando y se sorprenden al comprobar que un monstruo está naciendo. Sí, están dando a luz a ‘Midnight Rambler’, una de las numerosas cumbres musicales del grupo. Lo que parece ser un número típico de blues se va alargando, los Stones van creando poco a poco una jam gloriosa, improvisando con gusto y seis minutos después (en la versión de estudio), aún impactado, te sorprendes cuando hay gente que critica a los Stones por no ser grandes virtuosos de sus instrumentos. Que callen y escuchen esta maravilla, a la que Richards bautizó inmejorablemente como «a blues opera», cuyo protagonista lírico es, ni más ni menos, que el Estrangulador de Boston.

BITCH – 1971
Una vez más, retorno invariable al soberbio ‘Sticky Fingers’ y, en uno de esos temas que lo tenían todo para ser un megaéxito y no lo fue, seguramente por la decisión de la banda de relegarlo a cara B de, éste sí, el exitazo ‘Brown Sugar’. Sin embargo, es otro de la vasta ristra de clasicos stonianos. Perfecta mezcla entre el sonido más puramente rockero del grupo con el funk que empezaba a descollar en la época. Ese tremebundo riff de guitarra es pura música negra, enérgica y visceral, algo que se acrecienta con el acompañamiento magistral de la sección de viento. Ah, el funk, esa música con la que tanto les gustaría jugar a los Stones en épocas venideras. Quedémonos aquí, con su prueba primigenia en el género y su evocadora y sexual letra.
DEAD FLOWERS – 1971
‘Dead Flowers’ es la reválida de la introducción de los Stones en el country, ya iniciada con el ‘Country Honk’ del ‘Let it Bleed’, merced, sobre todo, a la creciente amistad de Keith Richards con uno de los grandes actualizadores del folk americano, el legendario Gram Parsons. Pese a las críticas que recibieron por parte de los más puristas, es palpable lo bien que supieron adaptar Sus Satánicas Majestades su sonido al de un género absolutamente ajeno a ellos no hace tanto tiempo. El tempo relajado y alegre del tema, acentuado por su fenomenal y tarareable estribillo, contrasta con la oscuridad de la letra, que evoca un amor imposible con aires de tragedia y referencias a la heroína, tan presente en aquel tiempo en el día a día de la banda.
YOU GOTTA MOVE – 1971
En los 70′, Rolling Stones giraron su cabeza completamente hacia EE.UU y su vasta tradición musical. Que mejor muestra que este blues de pura cepa, cosecha del Delta del Mississippi, una fidedigna versión de un clásico de Fred McDowell escrito conjuntamente con el Reverendo Gary Davis, otra institución de la música tradicional americana. La visión stoniana del tema es seca y árida, perfecta para estas lides musicales, con un notable acento gospel tanto en la voz de Jagger como en el acompañamiento vocal de Richards. Una muestra más del buen hacer de la banda con la música de raíces y, si no, compárese esta versión con la (muy inferior) que hicieron Aerosmith más de treinta años después.
HOT STUFF – 1976
Nos situamos en el comienzo de la segunda mitad de los años 70. ¿Y eso que significa? Esplendor del álbum conceptual, del rock sinfónico, nueva y periódica mutación de Bowie, víspera de la irrupción del movimiento punk, sí, todo eso es cierto, pero también lo es que el funk reinaba. Como ya dijimos anteriormente, los Stones no fueron ni mucho menos ajenos a esto. Dentro del controvertido y aventurero ‘Black and Blue’ (aunque a mi siempre me gustó, que conste), se encuentra ‘Hot Stuff’, la incursión más profunda de la banda en el funk hasta ese momento. Una letra simple pero muy acorde con el género, un riff de bajo canónico de Bill Wyman, la mastodóntica y a la vez sencilla bateria de Charlie Watts, percusiones varias y los dibujos de guitarras de Richards y el ex Canned Heat Harvey Mandel, uno de los numerosos guitarristas que optaron a obtener el puesto vacante de Mick Taylor que acabó siendo para Ron Wood, conforman una buena muestra del interés de los Stones de aquel tiempo en sonar en las pistas de baile. Seguramente se ciñe demasiado a los tópicos del género, pero que duda cabe que los pies comienzan a tener vida propia cuando suena este tema.
MISS YOU – 1978
Y después de que el funk se fuera apoderando poco a poco del alma de los Stones, en 1978, en un disco por otra parte tan rockero como ‘Some Girls’, llegó ‘Miss You’, la canción discotequera de la banda por excelencia. Estamos en plena ebullición de la noche neoyorquina, con Studio 54 divirtiendo y destrozando la vida a miles de jóvenes, y los Stones están justo en el ojo de la tormenta. Un Jagger poniendo a prueba su falsete con sus «oohhh» y «aahh», otro riff de bajo netamente funk de Wyman y, con especial protagonismo, la armónica de Sugar Blue componen el eje central de lo que fue un disparo en el centro de la diana. Fue directo al número 1 estadounidense, ejerciendo de perfecto enganche vendible de un álbum, por otra parte, no demasiado comercial, se convirtió en un clásico imprescindible en sus giras (sobre todo por los sensuales jueguecitos de Jagger con Lisa Fischer) y accedió directamente al podio de las incursiones de rockeros en la música disco, junto al ‘I Was Made for Lovin’ You’ de Kiss y el ‘Da Ya Think I’m Sexy?’ de Rod Stewart.
MIXED EMOTIONS – 1989
‘Mixed Emotions’ no es una de las canciones más conocidas de los Stones, pero sí fue un tema importante en su momento. Además de suponer un ‘single’ de éxito para la banda dentro del disco que reflejaba la reconciliación de la dupla Jagger/Richards tras sus agitados años 80, representa la perfecta unión de los dos mundos entre los que se movieron los Stones durante esta etapa. ‘Mixed Emotions’ tiene el arranque fiero, el riff afilado y los rítmicos baqueteos de Charlie Watts que muestran el lado más rock pretendido por Richards, mientras que Jagger aporta su gusto por el pop comercial de la época con un estribillo precioso y comercial como pocos, aupado por los coros de, entre otras, nuestra querida Lisa Fischer. En este sentido, uno de los temas más significativos de la última época stoniana, antes de discos en los que retomban su sonido más rockero (‘Voodoo Lounge’, ‘A Bigger Bang’) y de una de sus intentonas comerciales menos afortunadas (‘Bridges to Babylon’).
