En realidad las crueldades de la edad media no eran tales. Un hombre de la edad media despreciaría nuestra vida actual como algo mucho peor, cruel, terrible y bárbaro.
Cada época, cada cultura, cada costumbre, y tradición tienen su estilo, sus ternura, y sus durezas, correspondientes a sus bellezas y sus horrores. Dan por sentado ciertos dolores y soportan con paciencia ciertos males…
La vida humana se convierte en un verdadero sufrimiento, en un auténtico infierno sólo allí donde se superponen dos épocas, dos culturas y religiones.
Un hombre de la antigüedad que hubiera tenido que vivir en la edad media se habría ahogado irremediablemente allí; así como un salvaje se quedaría sin aire en nuestra civilización. Pero hay épocas en las que una generación queda atrapada entre dos tiempos, dos estilos de vida. De forma tal que pierde los parámetros obvios, toda costumbre o reparo de inocencia. Claro que no todos lo sienten con la misma fuerza. Una naturaleza como la de Nietzsche sufrió la miseria actual, con una generación de anticipación, lo que él tuvo que sentir sólo e incomprendido hoy es sufrido por miles..
La generación escindida, denominaría yo, a los que entramos en más +30 menos 50- (años más años menos de existencia…)
Quedamos atrapados entre dos épocas que perdieron todo abrigo e inocencia; con destinos que deben experimentar de manera potenciada, y como una tortura personal, todo lo que hay de inseguro en la vida humana.
Realmente, quien tiene una convicción bastante fuerte para resistir la oposición de la multitud, es la excepción a la regla, excepción con frecuencia admirada siglos más tarde, y de la que, (por lo general), se burlan sus contemporáneos.
Contemporáneos de la misma generación o generaciones anteriores…
Por lo que respecta a mi persona, hijos sobrinos niños y jóvenes que por GENÉTICA en decadencia se hirvieron solos al dente… Como arroz Gallo Oro

